Eladio Dieste: el triunfo de la arquitectura vernacular
octubre 18, 2021
Por Alejandra Pintos
La iglesia de Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes, del ingeniero Eladio Dieste, pasó a formar parte de los sitios culturales más importantes del mundo según la Unesco. A continuación, la visión de Dieste, su trabajo innovador y el valor de este reconocimiento.
“Tenemos una creencia muy metida en los huesos que dice que todo lo que tiene que ver con la técnica, todo lo que tiene que ver con la ciencia, tiene que venir de los países llamados centrales: Francia, Inglaterra, Alemania. Hay una especie de complejo de inferioridad”, decía Eladio Dieste en una entrevista en 1990.
El ingeniero, nacido en 1917, fue un firme defensor de la arquitectura vernacular, aquella que surge en respuesta a necesidades locales. Desde su punto de vista, las necesidades, los recursos e incluso el clima que hay en Latinoamérica son muy diferentes a los de Europa y, por eso, es primordial encontrar soluciones locales.
Esta creencia lo llevó a tomar como punto de partida el ladrillo, un material popular y accesible, e innovar en cuanto a formas, técnicas y procesos constructivos. En ese sentido, veía una simbiosis muy grande entre lo económico y lo moral. “No creo que haya diferencia realmente fundamental entre lo moral y lo económico. En el fondo, lo verdaderamente económico, lo verdaderamente racional, es moral en el sentido de que es moral aquello que ayuda al hombre a cumplir sus fines”, dijo.
Pero ese pensamiento tan pragmático no dejó de lado la belleza: Dieste creó una estética única, que derivó en paredes onduladas, techos en forma de bóveda y un uso exquisito de la luz natural.
Y esa belleza no era para una élite, sino que era popular: sus construcciones incluyen residencias, fábricas, terminales, escuelas, silos e incluso iglesias.
Desde hace años sus obras son estudiadas en todas partes del mundo, desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) al Museo de Arte Moderno (MoMa) –dos instituciones que nombraron a 2005 como “el año de Dieste”–. Pero el pasado julio, esa relevancia académica adquirió un carácter oficial cuando la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) inscribió a la Iglesia de Cristo Obrero y Nuestra Señora de Lourdes en la Lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad.
LA OBRA CÚLMINE
Si bien la iglesia, construida en 1958, fue controvertida al principio, hoy es una muestra indiscutible de la calidad de Eladio Dieste como ingeniero y arquitecto –título que recibió de forma honoraria–. En ella se materializa la austeridad en la que creía y que atravesaba todas sus obras.
“Lo que más me gusta es su austeridad en lo material y su calidad espacial, en las proporciones y el uso de la luz en el espacio. Cada parte está pensada; el atrio que está antes de entrar está pensado para que el sol en invierno penetre hasta la puerta y en verano cuando el sol está más alto, haya sombra. Ese tipo de detalles, que tienen en cuenta al que la va a usar, son los que más me gustan”, contó a Construcción Esteban Dieste, hijo de Eladio.
“Nosotros vamos hacia una línea de protección de bienes de Dieste como monumentos históricos nacionales”.
William Rey, Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación
DE VALOR MUNDIAL
“Es un hecho que nos enorgullece, porque en esa lista de patrimonio mundial están todos aquellos bienes que se ha entendido, hasta hoy, que formaron una parte importante de la historia de la humanidad. Allí tenemos a la iglesia de Atlántida como un hecho que resulta significativo de un tiempo de la arquitectura, con un aporte que tiene mucho que ver con el sistema estructural, con la solución material y la calidad del espacio que produce, y por supuesto de la plástica que acompaña a esa propuesta”, explicó el presidente de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, William Rey, a Construcción.
Esta designación no es casual. La familia Dieste trabajó durante diez años en la preparación de un expediente sólido para presentar a la Unesco y, según contó Dieste (h) la idea inicial era lograr que se incorporaran 14 obras a la lista. Finalmente se decantaron por la Iglesia de Atlántida, que era la que cumplía con todos los requisitos de la organización.
“La Unesco no ofrece recursos para el mantenimiento, pero sin duda el haber sido nombrado patrimonio abre puertas. Creo que va a contribuir a que haya más conciencia del valor del patrimonio y de las obras de calidad, no solo para las obras de mi padre sino para muchas otras que hay en el país”, aseguró Dieste (h). Esto quedó demostrado horas después de que se conociera la noticia, que fue celebrada en medios y redes sociales con una euforia que suele estar reservada al fútbol.
“[Dieste] Supo introducir tecnología de primer nivel a un material tan milenario como el ladrillo. Ese es el gran valor”.
Esteban Dieste
Ahora, el cuidado y el mantenimiento de la Iglesia de Atlántida pasa a ser una prioridad que involucra a varios actores: la comunidad, la Fundación Eladio Dieste, la Diócesis de Canelones e incluso la propia constructora Dieste & Montañez, que cuenta con un gran archivo que recoge todo lo vinculado a las técnicas desarrolladas por el ingeniero. Por su parte, el Estado y la Intendencia de Canelones, si bien no hacen un aporte económico, sí deben garantizar un marco normativo que asegure su preservación.
En ese sentido, el presidente de la Comisión de Patrimonio cree que “es necesario ampliar la lista e incorporar otras obras fundamentales”. “El sistema Dieste no se podría explicar bien solo a partir de la Iglesia de Atlántida. La iglesia de Durazno es otro tipo de solución dentro de la cerámica armada, donde aparecen placas, láminas. También hay parte importante de la obra de Dieste que se resolvió con bóvedas de doble curvatura y esto no se ve en esa obra”, explicó. Rey también recordó que se han demolido varias obras de Dieste y que, mientras no tengan declaratorias de la Unesco o del Estado, esto podrá seguir sucediendo. “Nosotros ahora vamos hacia una línea de protección de bienes de Dieste como monumentos históricos nacionales”, añadió.
“El valor universal no está solamente en una obra, sino en el desarrollo de la tecnología con un determinado material, en un determinado momento de la sociedad. Supo introducir tecnología de primer nivel a un material tan milenario como el ladrillo. Ese es el gran valor”, explicó Esteban Dieste.
LA GENIALIDAD DE DIESTE
La primera genialidad fue la elección del ladrillo como material. “Desde los primeros experimentos con ladrillos, me pareció que se prestaba para realizar cosas que serían muy difíciles de hacer con otro material”, explicó Dieste en entrevista con Rosario Castellanos en 1993.
No solo eligió al ladrillo por sus cualidades físicas, sino porque cualquier albañil sabe trabajar con ese material. Entonces, se podía valer de mano de obra local en lugar de tener que trasladar a un equipo grande. Además, con el desarrollo del encofrado móvil, que permite montar los techos en capas, podía construir con tan solo tres albañiles, sin grúa ni guinche eléctrico y en predios rurales.
También fue innovador en las formas que eligió para sus obras, utilizando la catenaria y la antecatenaria (arco de bóveda). Esto permitía a los ladrillos apoyarse uno sobre otro sin la necesidad de mortero ni armadura.
Ante la pregunta de si “hay un antes y un después” de Dieste, Rey responde categóricamente que no hay dudas de que es así. “Si consideramos el número enorme de obras realizadas por Dieste en Uruguay, Brasil, Argentina y España, podemos darnos cuenta de que es un sistema eficiente, razonable y de ahí su éxito. Una cantidad se hicieron en vida de Dieste y otras se siguen realizando hoy, prueba de la calidad del sistema”, añade.