Solar de Artigas, patrimonio escondido a plena vista
diciembre 23, 2022
Después de varias iniciativas, se recuperó el solar donde nació José Gervasio Artigas. Arqueólogos e historiadores trabajaron en la reconstrucción del pasado, mientras que arquitectos e ingenieros se enfocaron en crear un espacio que albergue la memoria.
Por Alejandra Pintos
Parecía que sabíamos todo de la vida de José Gervasio Artigas. Que nació el 19 de junio de 1764, que vivió en Sauce, que admiraba a los gauchos, que tuvo una carrera militar, que fue revolucionario y que murió en el exilio en Paraguay. Si hay algo que se enseña en Uruguay es la historia del prócer, que tuvo un carácter fundacional para el país. Sin embargo, todos los días cientos de personas pasaban por su casa natal y no lo sabían. En la esquina de Cerrito y Colón, en la Ciudad Vieja, se erguía una construcción que durante los últimos años no fue más que una tapera, derruida y grafiteada, pero que en sus paredes y cimientos encerraba cientos de años de historia. Desde 2014 una pequeña placa, invisible para la mayoría, indicaba que allí había nacido y vivido Artigas.
IDAS Y VUELTAS DEL PATRIMONIO
La historia ‒moderna‒ del predio empieza en 1964, cuando gracias al impulso del investigador e historiador Juan Pivel Devoto se decide expropiar el terreno donde “estuvo emplazada la casa en que nació el General don José Artigas” ‒como dice la descripción oficial del proyecto‒. Pero no es hasta 1975 que se declara monumento histórico. Luego, vuelve a caer en el olvido.
En 2005 el edil frenteamplista Dari Mendiondo funda la Comisión Pro Solar de Artigas, y entonces, resurge el interés por esa mítica esquina. Después de varias iniciativas, finalmente el Municipio B de la Intendencia de Montevideo toma el control del inmueble y se firma un convenio con la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República para realizar un estudio histórico y arqueológico.

Ahí surge la cuestión de qué hacer con el edificio.
Un año después se pone en marcha el proyecto Casa de Artigas, con la idea de convertirlo en un espacio patrimonial recuperado y gestionado de forma comunitaria. “En este proyecto nos une una apuesta a la innovación social en la gestión de espacios culturales, porque ese es el ideario artiguista que queremos rescatar como potenciador de nuevos horizontes emancipatorios desde la gestión colectiva del patrimonio”, dijo, en junio de este año, la alcaldesa del Municipio B, Arq. Silvana Pissano, en el marco de la presentación del proyecto.
“Hay setenta años de intentos por diferentes vías, de colectivos sociales, de la Comisión de Patrimonio. Hay una conciencia del significado de ese lugar ‒sobre todo porque nuestro país es un país joven y tiene a Artigas en el centro de su altar patrio‒, de que tenía que estar en la órbita del estado y ser denominado monumento nacional. Pero las declaratorias de monumento, si no van asociadas a un plan de gestión quedan en letra muerta. Eso recién pasó cuando la alcaldesa del Municipio B decidió comprar esa casa”, explicó el arqueólogo José López Mazz a la revista Construcción. “El objetivo era poner en valor ese testimonio y hacerlo un lugar público. Para hablar de Artigas, de toda su carrera e historia, tenemos miles de lugares en Uruguay; pero para hablar del Artigas hijo de inmigrantes canarios, solo tenemos la casa. Representa también la fundación de Montevideo”, dijo.
PINCEL EN MANO
Así, una vez que se logra que la casa esté en manos del Municipio B, empiezan a trabajar en simultáneo tres grupos de profesionales: historiadores, arqueólogos y arquitectos, dirigidos por Nicolás Duffau, José López Mazz y Carlos Pascual, respectivamente.
Y ellos descubren varias cosas, como que Artigas vivió allí hasta la adolescencia y después se fue a Sauce, donde la familia tenía campo, y que continuó regresando a su casa natal. De hecho, los documentos indican que le pidió autorización a sus abuelos ‒dueños del predio, que también vivían allí‒ para hacer un galpón en el fondo y acopiar cueros. Además, se supo que el terreno original era más grande y que los Aznar Rodríguez Camejo, abuelos maternos de Artigas, eran los dueños de tres de las cuatro esquinas de las manzanas comprendidas entre las calles San Benito (hoy Colón) y San Luis (hoy Cerrito).
“La propuesta [de recuperación] consistía en recomponer la fachada y aberturas, recomponer el patio y restituir la cubierta. Lo que hicimos fue una estructura de cubierta movediza de hormigón y ladrillo, porque más allá de las similitudes que hay en lo visual, las descargas son iguales: descarga cada vigueta en el muro portante”.
Arq. Carlos Pascual
Hay documentos que indican que la casa ya se encontraba en mal estado para principios de 1800 y que fue parcialmente demolida. Entre 1840 y 1860 se construyó un nuevo edificio que luego sería un almacén y, más tarde, el mítico bar Del Triunfo. “Con relación a la arqueología, hay mucha expectativa de que el hallazgo arqueológico haga cambiar lo que se piensa de un episodio histórico. Es verdad que eso pasa a veces, pero en este caso la información histórica se identifica totalmente con los hallazgos materiales, arqueológicos. Todos los cimientos que se pueden apreciar coinciden con las descripciones que había de la casa”, contó a Construcción López Mazz, el arqueólogo a cargo.
Tras meses de excavación los arqueólogos dieron con los muros de la construcción original y de una más pequeña que era conocida como la “casa de los viejos”, donde vivían los abuelos. Además, encontraron objetos de la vida cotidiana como tinajas de agua para asearse, vajillas para el consumo de alimentos y hasta una bolita. La humildad de los hallazgos señala que la vida de esos primeros colonos del Virreinato del Río de la Plata “era una vida bastante espartana”. Y, mientras que unos excavaban el suelo, otros construían el techo, una dinámica que no estuvo libre de tensión.

MANOS A LA OBRA
El arquitecto Carlos Pascual y su equipo se ayudaron de material fotográfico de fines del siglo XIX y principios del XX para reconstruir la traza de la fachada. Luego, ya en la obra, removieron los revoques interiores para “encontrar las vigas de madera y así rehacer ‒en el tamaño que era y con las ubicaciones que eran‒ los calados de la fachada vieja”, explicó Pascual.
“La propuesta consistía en recomponer la fachada y aberturas, recomponer el patio y restituir la cubierta. Lo que hicimos fue una estructura de cubierta movediza de hormigón y ladrillo, porque más allá de las similitudes que hay en lo visual, las descargas son iguales: descarga cada vigueta en el muro portante”, dijo Pascual a Construcción.
De todas formas, la idea no era hacer una réplica de la vieja construcción: desde lo patrimonial se abandonó la idea de imitar y reproducir un falso original. Sí se mantuvieron las dimensiones de la primera casa y se conservaron elementos como algunos trozos de la estructura de madera, la mampostería de muros y cornisas y ladrillos originales de la casa de 1870 ‒la segunda, no la de Artigas‒.
Pero lo que se ve desde fuera es todo nuevo. “Había un interés en poner en valor el solar natal de Artigas, hay pruebas más que suficientes de que es así. Finalmente, quedó un local multiuso con condiciones de confort térmico que cumple con las normas de Bomberos y que es accesible. Se recuperó una esquina que estaba en un estado penoso y que ahora va a exhibir los hallazgos para hacer una puesta en valor y un relato al público lo más claro posible”, concluyó Pascual.
Se espera que el espacio patrimonial Casa de Artigas abra sus puertas en 2023. Y con él, un pedazo más de la historia de la nación.
“Para hablar de Artigas, de toda su carrera e historia, tenemos miles de lugares en Uruguay; pero para hablar del Artigas hijo de inmigrantes canarios, solo tenemos la casa. Representa también la fundación de Montevideo”.
Arqueól. José López Mazz