El orden de los factores sí altera el producto
noviembre 20, 2023
Por Ing. Alejandro Ruibal, presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay
La industria de la construcción está involucrada directamente en el desarrollo nacional. Su impacto en la economía y la mano de obra ocupada por el sector son una clara muestra de cuánto pesamos los que construimos el país. Generamos los escenarios donde otros funcionan, viven y crecen, somos hacedores de nuevos espacios y soluciones en el más amplio sentido de la palabra.
La industria de la construcción sigue demostrando una enorme capacidad de respuesta. Hace tres años, ante el arribo de la Covid-19 al país, los acuerdos generados en el sector nos permitieron seguir operando en condiciones seguras apenas 15 días después del inicio de la pandemia. El Uruguay estaba parado y la construcción trabajando.
Este año, la crisis hídrica y la falta de agua de calidad en el área metropolitana nos enfrentó a un desafío sin precedentes: instalar en forma urgente 13,2 kilómetros de tuberías que llevaran agua del río San José hasta un embalse cercano a Aguas Corrientes. La obra se concretó en menos de un cuarto del plazo regular. El Estado, los trabajadores, los empresarios y proveedores, todos y juntos, logramos algo que parecía imposible.
Son solo dos ejemplos, podríamos dar muchos más.
Hemos demostrado con hechos que sabemos dar respuesta cuando el país nos necesita, pero también proponemos.
Ante los llamados de obra pública, las empresas pensamos un poco más allá, intentamos aportar nuevas soluciones que mejoren o potencien el proyecto en cuestión.
Con reglas de juego claras e ideas sólidas, desde el mundo empresarial presentamos iniciativas que también se licitan y concretan. Obras que van transformando los espacios urbanos, la red vial, las ciudades, el país todo, la vida de los uruguayos.
Los empresarios somos proactivos y decididos para idear, ejecutar y buscar formas de financiamiento para los proyectos que son necesarios para avanzar y crecer de forma sostenible. La inversión pública y la privada nos imponen retos muy variados y complejos. Demostramos una y mil veces que estamos a la altura de cualquier proyecto que se quiera concretar en estas tierras, que sabemos trabajar, que nos importa hacerlo cada vez mejor.
Varias empresas socias de nuestra gremial han cruzado fronteras y están creciendo en países de América Latina y Europa. No es poco logro para un país de nuestro tamaño, que tiene una industria de la construcción sólida que puede salir a competir en el mundo. Implica mucho esfuerzo, audacia y confianza en todo lo bueno que se ha hecho acá.
Nuestras propuestas van mucho más allá de cómo construir, mejo[1]rar o financiar viviendas, puentes, hospitales, industrias, centros educativos, rutas, estadios, edificios o plantas de generación de energía, entre tantas otras cosas. Nuestras propuestas también se refieren a una forma de vincularnos a la interna del sector. Hemos consolidado una cultura de diálogo y negociación propia a la que, por suerte y mérito de ambas partes, estamos acostumbrados. El sindicato y las gremiales empresariales discutimos, negociamos, intercambiamos opiniones y defendemos posturas diferentes con muchísima firmeza. Miramos la realidad desde perspectivas distintas y eso enriquece lo que vamos construyendo.
Los empresarios somos proactivos y decididos para idear, ejecutar y buscar formas de financiamiento para los proyectos que son necesarios para avanzar y crecer de forma sostenible. La inversión pública y la privada nos imponen retos muy variados y complejos.
Es cierto que tenemos muchas diferencias, pero hay temas en los que estamos absolutamente de acuerdo. Trabajamos juntos para objetivos comunes. En un acuerdo alcanzado dentro del convenio colectivo entre la Cámara y el Sunca se presentó el programa y campaña de sensibilización “Tengo un problema con las drogas”. La iniciativa apunta a la prevención del uso de sustancias en el ámbito laboral. El lanzamiento fue hace pocos días, en el Ministerio de Trabajo, donde Estado, sindicato y gremial empresarial encaramos un problema que nos afecta a todos. Hasta que no lo entendamos así, no vamos a poder resolverlo y acompañar a las personas que padecen una enfermedad que repercute en sus vidas, en las de sus familias, y en las de todos los que trabajamos con ellos.
En el lanzamiento de la campaña, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, destacó que esta iniciativa era una buena señal del sector. Comentó que la construcción se caracteriza por un diálogo permanente entre empleadores y trabajadores, en tiempos difíciles y fáciles. Siempre en un ámbito de diálogo entre las partes, muchas veces duro e intenso, pero que ha demostrado una enorme madurez de lo que esta campaña es una clara demostración. Así lo sentimos nosotros. Nos sentimos útiles de estar, junto a los trabajadores, lanzando una campaña y un programa para prevenir y tratar el uso problemático de drogas en el ámbito laboral.
Tenemos mucha historia trabajando entre todos por el bien común. Este año celebramos los 30 años del Fondo Social de la Construcción, una herramienta que cambió para siempre nuestra industria y de la que damos cuenta en las páginas de esta revista. Son solo ejemplos, hacemos mucho más.
En cuanto a la capacidad de propuesta y respuesta, la construcción va por buen camino. Sin embargo, tenemos un debe en el tema planificación. Claro que se planifica, seríamos injustos si afirmáramos lo contrario. Pero debemos ser capaces de planificar en el largo plazo, más allá de los ciclos electorales, superando los avatares políticos, para poder generar cambios imprescindibles para el desarrollo del Uruguay.
La industria de la construcción propone y responde, pero hay un debe en la planificación. Tenemos que trabajar para dar ese salto y pensar las obras imprescindibles para el Uruguay. Es necesario hacerlo.
No nos gusta quedarnos en las palabras, en las ideas cargadas de buenas intenciones y poca viabilidad. Por eso trabajamos en profundidad el tema y luego nos reunimos con oficialismo y oposición para presentarles la propuesta de la creación de la Agencia de Infraestructura. También tenemos que saber qué necesita el sector productivo, cuáles son sus requerimientos específicos. No solo para conocer esas necesidades y poder actuar, sino para generar sinergias, alinear objetivos. Entendemos que una buena forma de saber qué requieren y dónde tenemos que poner énfasis es crear un Consejo de Política de Infraestructura.
Las propuestas que presentamos y defendemos apuntan a dar solución a un problema que para nosotros es evidente. Necesitamos encarar este tema, tenemos que apostar al desarrollo del país en el largo plazo, debemos decir con claridad que crear ámbitos de planificación tanto a nivel público como privado no implica más burocracia, genera mucha más eficiencia. Además, no quita independencia ni poder de decisión a los actores políticos y gobernantes, por el contrario, los fortalece. Hay ejemplos exitosos en el mundo entero.
Planificar, proponer, responder… ese debería ser el orden para ser más eficientes. La industria de la construcción propone y responde, pero hay un debe en la planificación. Tenemos que trabajar para dar ese salto y pensar las obras imprescindibles para el Uruguay. Es necesario hacerlo. Podemos discutir e intercambiar cómo, pero es un paso ineludible que debemos dar si queremos mejorar.