El arte de negociar
septiembre 21, 2022
Bajo el objetivo común de fortalecer a la industria, la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU) y el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca) cimentaron un vínculo que plantea frontalidad en la discusión y lealtad en la negociación, y que se traduce en importantes logros para el sector.
Construcción convocó a dos integrantes de la cámara empresarial y dos representantes del sindicato para charlar sobre los puntos de encuentro de la relación laboral en los últimos 15 años y los hitos alcanzados producto del trabajo colectivo. El expresidente de la CCU y actual presidente del Fondo Social de Vivienda de Obreros de la Construcción (Fosvoc), Ignacio Otegui; el secretario general del Sunca, Daniel Diverio, y el secretario del Fosvoc y representante gremial, Bruno Bertolio, intercambiaron sucesos y anécdotas en un diálogo fluido y hasta casi familiar. Asimismo, el responsable del departamento legal de la CCU, Ignacio Castiglioni, también conversó con Construcción sobre la relación entre ambas entidades.
“El trabajo colectivo entre la CCU y el Sunca, al cual se sumaron con el tiempo la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay, la Liga de la Construcción y la Coordinadora de la Industria de la Construcción del Este, tiene una historia larguísima. Para entender estos últimos 15 años hay que volver muchos para atrás”, advierte Otegui segundos después de llegar a la sala de reuniones de la sede de los Fondos Sociales de la Construcción, en Soriano y Aquiles Lanza, donde se realizó el encuentro.
“En el año 93, cuando era presidente de la cámara, se desató una huelga de la construcción durísima: 83 días en todo el país. Fue dura para los trabajadores y sus familias; fue dura para los empresarios, y fue dura para nuestros clientes. Después de salir de ese lío enorme teníamos que crear algo que nos permitiera una integración distinta, y ahí al presidente del Sunca de ese momento y a mí se nos ocurrió crear el Fondo Social de la Construcción (FSC)”, rememora.
Daniel Diverio añade desde la silla contigua: “Además del acuerdo salarial, era necesario dar una señal de que la mesa de negociación tenía una mirada a mediano y largo plazo. La lectura en aquel entonces era que el fondo se había creado simplemente para poder levantar la mesa de negociación. Pero el compromiso de las dos organizaciones de trabajar para que fuera una realidad se vio después en la cancha. Con avances, retrocesos y diferencias, pero se concretó”.
Sobre cómo fueron desarrollándose los distintos fondos también se expresó Castiglioni al comentar que “el primer fondo fue en realidad el Fondo Social de Vivienda de Obreros de la Construcción (Fosvoc), creado en 1967 con la Ley de Vivienda de ese año; pero al principio tuvo un mecanismo de difícil implementación y fue tomando cuerpo con el tiempo. Después surgieron el Fondo Social de la Construcción (FSC) en 1993, el Fondo de Capacitación de la Construcción (Focap) en 1997, y por último el Fondo de Cesantía y Retiro (Focer) en 2008”.
“Se ha capacitado a por lo menos 11 mil trabajadores desde la creación del Focap; se han entregado 26 mil mochilas con útiles, túnicas y botas de lluvia a los hijos de los trabajadores a comienzos de año a través del FSC, y se han inaugurado dos centros de atención a la primera infancia a los que asisten 150 niños: 60 a Construyendo Juntos, en Piedras Blancas, y 90 a Casa Nazaret, en Flor de Maroñas. Y gracias a un nuevo acuerdo se van a construir dos centros más para recibir a 100 niños en cada uno. Esperamos poder inaugurarlos en setiembre u octubre de 2023”, suma Otegui.
“Y si mañana hay una inundación o un tornado, los Fondos Sociales van a estar ahí. De hecho, ya han estado colaborando en acciones de este tipo. Los trabajadores como yo, que tengo 37 años y pertenezco a una generación nueva de la industria, ingresamos con todo esto armado. Entonces es bravo sintetizar, transmitir y hablar de los resultados del trabajo colectivo si a veces hasta nosotros mismos no captamos la dimensión de lo que tenemos creado. A la historia hay que comprenderla, pero sobre todo hay que pensar en el futuro: los fondos tienen la condición para proyectarse a una etapa nueva, quizás con una ampliación de los beneficios”, señala Bertolio desde la cabecera de la mesa.
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
En la reunión que se lleva a cabo en la sede de los Fondos Sociales también se habla sobre las idas y venidas propias de la relación entre una gremial empresarial y el sindicato de un sector. “Nos vamos a pelear tres millones de veces, nos peleamos todos los días. Tenemos muchísimos puntos de encuentro y tenemos otros donde no nos encontramos: cada uno defiende su condición, que es antagónica, pero con una mirada general de la industria y entendiendo que es más fácil generar la discusión para acordar que no generarla”, sostiene Bertolio.
Castiglioni, por su parte, también comenta al respecto desde la oficina de la CCU: “Tratamos de agotar el diálogo al extremo y de eso han surgido acuerdos muy singulares, entre ellos la licencia extraordinaria tomada días después de declararse la emergencia sanitaria, en la cual acordamos frenar el 24 de marzo y volver a trabajar luego de la licencia de Turismo, el 13 de abril. Generamos protocolos específicos de trabajo, creamos un fondo de contingencia que se destinó en parte a atender situaciones puntuales de la industria y en parte al Fondo Solidario Covid-19. Incluso los fondos colaboraron con una asistencia económica para aquellos trabajadores que no tenían cobertura por enfermedad. No me voy a olvidar nunca de ese acuerdo, por el estado del país y por las decisiones que había que tomar sin saber a qué nos enfrentábamos”.
PITO CATALÁN
¿Sabés dónde se acordó un aumento en la construcción antes de terminar la dictadura? En un boliche. Había gente del Sunca que no estaba habilitada porque era proscrita y gente de la cámara. Se redactó en un papel, se dio el aumento y le hicimos pito catalán a los militares”, relata el expresidente de la CCU, Ignacio Otegui.
“Ante los nervios de la población y la incertidumbre, había que dar una señal de tranquilidad a los trabajadores. Ese acuerdo nos costó, llevó días, hubo discusiones y enojos, pero finalmente se logró”, apunta Diverio. “Me acuerdo de que uno de los puntos de esa negociación quedó redactado de tal forma que perjudicaba al sector empresarial, pero cuando nos dimos cuenta dijimos ‘no, está mal, el espíritu del acuerdo era otro’ y se corrigió. Lo mismo pasó en otra oportunidad que nos olvidamos de poner el correctivo (por inflación) en un convenio colectivo, algo que en ese caso perjudicaba a los trabajadores, y también se respetó lo acordado de palabra. Existe una lealtad en la negociación que muchos no entienden desde afuera”, cuenta el secretario del Sunca.
Bertolio se muestra de acuerdo: “Nadie entiende de afuera. Cuando el gobierno plantea los reajustes económicos nosotros definimos otra cosa. Esa es la fortaleza de la negociación. El último convenio colectivo se firmó en plena pandemia. Fue la única industria que generó un convenio a 35 meses a pesar de que el gobierno no lo quería y sosteniendo el salario real. Es un hecho último, importante, que muestra la lógica de cómo funciona esta industria”.
“Ese acuerdo fue un sacudón para todos los sectores” subraya Castiglioni, mientras añade que “quedamos al margen de los convenios puente (propuestos por el gobierno para superar la pandemia y abrir la negociación colectiva en 2021), y eso nos llevó a ser muy creativos en la construcción de ajustes y fórmulas salariales. Las negociaciones siempre son muy intensas y desafiantes porque permanentemente nos llevan a trabajar sobre conceptos creativos”.
“Una vez, alguien del PIT-CNT nos dijo a un señor del Sunca y a mí: ‘Ustedes andan caminando del brazo’ [‘después te digo quién’, promete Otegui a Diverio]. Y le respondimos: ‘Nosotros no andamos del brazo, acordamos lo que podemos y lo que no podemos, no lo acordamos’. Uno puede tomar un camino que conduzca solo a la confrontación o uno que conduzca a la colaboración. Nosotros apostamos por la colaboración, sin excluir que podemos tener conflictos, y a veces severos. Nos pegamos cada rezongo que ni te digo, pero el camino de la colaboración es mucho más útil para la industria y para el país. Hace un tiempo me regalaron el libro de la historia del Sunca y leí que en la primera fila de la asamblea en la que se creó el sindicato único estaban sentados el presidente, el secretario y el tesorero de la Cámara de la Construcción. Para entender a la industria hay que entender la historia”, concluye Otegui.