Cómo marcha la revolución del hidrógeno verde en Uruguay
abril 16, 2024
El hidrógeno verde es una revolución energética que ya está en marcha. Y Uruguay no quiere ‒ni debe‒ perderse el boleto. Así lo aseguran, desde la Cámara de la Construcción, los ingenieros Daniel Vázquez y Santiago Tosar, quienes lideran el área de energía de la gremial. Recorrer esta segunda transición energética no solo solucionaría la demanda interna de combustible para el transporte, sino que tiene el potencial para desarrollar una industria exportadora nunca vista en el país.
Por María José Fermi
El tema del hidrógeno verde es tan incipiente que en el mundo aún ni siquiera existe un consenso sobre cómo se le va a llamar. Hidrógeno verde, hidrógeno de bajas emisiones e hidrógeno renovable son algunos de los nombres que están sobre la mesa. Acerca de su potencial, el desarrollo a escala global y su llegada al Uruguay, conversamos con quienes desde el área de energía de la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU) lideran y empujan este tema: los ingenieros Daniel Vázquez y Santiago Tosar.
–El 97% de la electricidad generada en el país proviene de energías renovables. ¿Qué favoreció que Uruguay atravesara esa primera transición energética?
Tosar: –Hubo varios pilares fundamentales que lo permitieron. El primero fue un acuerdo multipartidario; todo el sistema político firmó una política de Estado donde se manifestó “este es el camino que queremos recorrer”. Sobre ese pilar se pudo construir a largo plazo. Otra ventaja fue que la primera transición energética atendía básicamente la generación de energía eléctrica y ahí ya había un offtaker, que era la UTE asegurando la compra. Por lo tanto, fue sencillo financiar los proyectos.
¿QUÉ PROYECTOS ESTÁN ANUNCIADOS EN EL PAÍS?
En Uruguay existen cuatro proyectos de hidrógeno verde anunciados, pero aún en etapa de desarrollo: dos para atender la demanda doméstica del sector transporte (camiones) y dos con perspectivas de exportación. Entre los primeros están el proyecto piloto H24U (adjudicado a las empresas Saceem- CYR con fondos de la ANII) y otro proyecto de similares características de la empresa Ventus. Para exportación están el proyecto de HIF Global, con quien el gobierno firmó un documento de entendimiento el 28 de febrero y el de la empresa Enertrag, que se ubicaría en Tambores. Según Santiago Tosar, existen otras iniciativas que no han sido anunciadas pero que muestran interés en el país.
–¿La primera transición energética está resuelta? Ahora ya se habla de una basada en el hidrógeno verde.
Vázquez: –Si bien el 97% de la energía eléctrica que se genera hoy en Uruguay es renovable, todavía dentro de lo que es la matriz energética total, el porcentaje de penetración de las energías renovables es más parecido al 50, 60%. Eso porque allí no solamente está el uso eléctrico, sino también los combustibles fósiles para el sector de transporte y el sector industrial.
Tosar: –En el mundo esa penetración es inferior al 20%, o sea que estamos muy bien. Uruguay fue pionero en esa primera transición energética. Ahora, el objetivo de la segunda transición es cómo llevamos las energías renovables a esta otra gran parte que todavía no se ha podido descarbonizar asociada al sector industrial y logístico de transporte.
–¿A qué apunta Uruguay con esta segunda transición?
Tosar: –Apunta no solo a resolver un problema doméstico, sino a ser generadores para el mundo, exportar, lo cual implica desafíos más complejos. Ya no tenemos ese offtaker palanca que aseguraba la viabilidad de los proyectos, pero el abanico de oportunidades que hay por delante es realmente muy importante.
–¿Cómo se produce hidrógeno verde?
Tosar: –Con energía eléctrica renovable a partir del sol y el viento se hace la electrólisis del agua para separarla en hidrógeno y oxígeno. Ese hidrógeno en forma pura pue de utilizarse para generar energía eléctrica para el mercado doméstico de transporte. Esto porque es difícil transportar largas distancias el hidrógeno como molécula. Para el ámbito de la exportación tenemos que combinar ese hidrógeno con, por ejemplo, CO2 biogénico. Esta mezcla se utiliza para generar combustibles sintéticos que pueden ser exportados para que los utilicen las navieras, compañías aéreas, la industria de los fertilizantes, del acero u otro tipo de industrias como insumo.
Vázquez: –Algo clave a entender es que, con orden, esta no es una industria extractiva, es una industria renovable 100%. Si bien el insumo material podría ser el agua, esa agua se renueva a sí misma. Aunque la llevaras a esca las muy grandes, el país lo podría sostener de forma renovable.
–¿Qué es y de dónde saldría el CO2 biogénico para crear esos combustibles?
Tosar: –Para que esto sea “verde” ni la energía eléctrica para la electrólisis ni el CO2 pueden generarse de combustibles fósiles. Como quien dice, no podemos sacar el CO2 de la central de Punta del Tigre, debemos tomarlo de la quema de madera o biomasa. Por eso no hay una contribución neta positiva, sino una contribución neutra porque se está tomando el CO2 que las plantas absorbieron de la atmósfera.
Vázquez: –Tenemos toda una industria de agroenergía, con las plantas de celulosa y Alur, que podrían proporcionar ese CO2 biogénico para combinar con el hidrógeno.
–¿Por qué Uruguay sería atractivo para este tipo de desarrollos?
Tosar: –Tenemos cerca toda la materia prima que hace a estos combustibles sintéticos: energías renovables, CO2 biogénico y agua. Capaz no es el mejor sol ni el mejor viento, pero tenemos buen sol, buen viento y buen complemento entre ellos. Si bien el tema del agua es algo de lo que hoy se habla mucho, la proyección de consumo es realmente baja en comparación con el riego en el agro, por ejemplo. Bien gestiona do, estamos hablando de menos del 1% del consumo de agua. Hoy casi el 95% del agua de lluvia del Uruguay termina en el océano. Además, tenemos seguridad polí tica, un marco jurídico muy estable y toda la historia de la primera transición energética. Todo esto posiciona muy bien al Uruguay. Vázquez: –Otra cosa importante es que, en la primera transición, salvo el aerogenerador, todo lo demás lo resolvieron empresas pertenecientes a la CCU. El haber llevado adelante proyectos de esa envergadura es un activo y posiciona a las empresas uruguayas como un buen socio constructor, así como en las etapas de operación y mantenimiento.
–¿Dónde estamos parados hoy en este camino?
Vázquez: –Desde el gobierno ya se trazó una hoja de ruta, algo muy importante. Ya se empiezan a fijar ciertos parámetros del volumen que puede tener esta actividad para el uso interno, pero sobre todo de exportación. Es una industria con un potencial muy importante y que hoy no existe. El paso siguiente es ver qué tiene que hacer el país para que esto funcione.
Tosar: –En Uruguay y el mundo recién se está arrancando a dar los primeros pasos. Ya hay proyectos que han manifestado su interés en establecerse aquí ‒algunos más chicos asociados a la demanda interna de transporte y otros mucho más grandes asociados a la exportación de combustibles sintéticos‒. Es importante entender que estamos en una etapa temprana, por lo tanto, el sentido de urgencia es fundamental. La ventana de oportunidad que tenemos ahora la tendremos por unos años más. Tenemos que aprovechar la inmadurez que tiene el mercado y la tecnología para generar las condiciones que den seguridad a los proyectos y les digan “vengan acá que lo van a poder llevar a cabo”. Eso fue lo que se hizo muy bien en la primera transición energética.
–¿Cuál es el estado de situación de la producción de hidrógeno verde en el mundo?
Tosar: –Hoy en el mundo hay muchos más proyectos que realidades. Los que hay en funcionamiento son más que nada pilotos. También hay proyectos grandes pero que están arrancando en una fase de pequeña escala. En Europa, Estados Unidos, Australia y Japón hay varios pilotos; en Chile, algunos. China es el que más proyectos activos tiene. Ya se está empezando a pasar de escala piloto a escala comercial. Lo que está faltando, que es la parte más difícil, es unir la oferta con la demanda. Como es un mercado que todavía no está maduro hay un juego de póker entre el que va a consumir y el que va a vender. Ahí es donde aparecen oportunidades para Uruguay. Todos sabemos que basta con que dos o tres hagan acuerdos y esto empieza a avanzar.
–¿Cuáles serían los pasos a seguir para aprovechar este contexto?
Vázquez: –Es muy importante, tal como se hizo la vez pasada, llegar a un acuerdo entre todos los partidos y que empecemos a funcionar muy coordinadamente, no sólo el gobierno, sino también los privados. Chile ya tiene hasta una feria de este rubro. Hace unos meses fuimos a un evento sobre el tema en Estados Unidos con el entonces ministro de Energía, Omar Paganini. Es en esos foros donde hay que lograr posicionar al país: que es serio, está interesado y ya ha resuelto algunas cosas prácticas. Esto es de una escala tal que incluso hay que resolver cosas como por dónde van a ir las líneas de electricidad. Por eso, desde la cámara y con otras gremiales, hemos fundado la Asociación Uruguaya de Hidrógeno, desde donde queremos aportar para trabajar de forma coherente, no solo como privados, sino como sociedad junto al sistema político.
TRABAJO GREMIAL
Con el objetivo de colaborar con la transición hacia una economía del hidrógeno nació la Asociación Uruguaya de Hidrógeno (AUH). Esta tiene como miembros fundadores a la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU), la Asociación Uruguaya de Energías Renovables (Auder), la Asociación Uruguaya de Generadores Privados de Energía Eléctrica (Augpee), la Cámara de Industrias (CIU) y la Cámara Uruguaya de Logística (Calog). Actualmente, también existen otras organizaciones que han manifestado su interés en formar parte de la asociación. “La AUH busca proponer qué tenemos que resolver como país para que esta industria venga a instalarse al Uruguay”, explica Santiago Tosar. Lanzada en noviembre pasado, busca aunar esfuerzos desde el mundo privado para articular con el sector público y la academia.
–¿Cuál sería el impacto de esta industria en el país?
Vázquez: –Las externalidades son muy interesantes porque terminan generando oportunidades para otros negocios. Imaginemos que esto avanza y va por el camino del producto líquido. Pues, hay que transportarlo. Puede que se amplíe la red ferroviaria, las carreteras, los puertos. El tema logístico también impacta en otros sectores, como el agro, tanto nuestro como de países vecinos. Con el hidrógeno también hay otras industrias que aparecen, como fertilizantes y acero. Por otro lado, si nos posicionamos como un país con generación energética renovable pueden aparecer inversiones que valoren instalarse en un lugar así, como los data center. Lo otro es el tipo de empleos alrededor de estas industrias: son calificados. Con industrias así avanzamos hacia un país que apuesta por la tecnología, el conocimiento. En el caso de las empresas de la construcción, que estas cosas de punta se establezcan acá nos permite después que nos reciban en otros países. Esto lo vivimos con la primera transición energética.
–¿Qué tipo de inversiones en infraestructura visualizan como necesarias para desarrollar esta industria?
Tosar: –Esto requerirá inversiones de infraestructura muy importantes. La hoja de ruta plantea un primer escenario a 2030 y un segundo a 2040. A 2030, las cuestiones que deben resolverse de manera más inmediata son las de infraestructura en generación y transmisión eléctrica. Estos proyectos duplicarían la necesidad de transmisión eléctrica que el Uruguay tiene hoy. En una segunda etapa, si esto toma la escala que todos esperamos, se van a requerir infraestructuras muy importantes a nivel logístico: ferroviario, carreteras, hay que evaluar si se hacen ductos para transportar el combustible. Inclusive hay que ver los espacios en las terminales portuarias existentes y las ampliaciones necesarias para poder sacar estos volúmenes de producto.
Vázquez: –En ese sentido, desde la CCU se está impulsando una agencia de infraestructura con el objetivo de pensar el Uruguay desde una visión más estratégica; no de un período de gobierno, sino más de mediano y largo plazo. Es importante ir mapeando por dónde van estos nuevos negocios porque quizá ya hay que ir trabajando las infraestructuras que se van a necesitar.