Radiografía a la construcción en madera en Uruguay
diciembre 23, 2022
Una mirada a la construcción en madera en Uruguay: los desafíos normativos y reputacionales, las iniciativas lideradas por el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, los proyectos que están en camino y los sistemas constructivos que ya se utilizan en el país.
Por María José Fermi
Para cuando cierre el 2022, en Uruguay se habrán cosechado alrededor de 17 millones de m3 de madera, de los cuales cerca de 2 millones serán trozas que se procesarán con destino a la madera sólida en aserraderos y plantas de tableros. El 90% de estos se exportará, mientras el 10% restante irá mayoritariamente para pallets, embalajes, encofrados, muebles, cielorrasos, pisos, puertas y cajones de frutas. Un porcentaje pequeñísimo irá, eso sí, para la construcción de edificaciones en madera. Y es que hoy, apenas el 1% de las viviendas que se construyen en Uruguay están hechas de este material.
Para el 2032, sin embargo, el objetivo del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT) es llegar al 20%. Así lo dejó establecido en la Hoja de Ruta para la Construcción de Vivienda Social en Madera en Uruguay, presentada en mayo pasado, fruto de un trabajo multisectorial liderado por el MVOT y el BID.
En el país existe un déficit habitacional que ronda entre las 60 y las 70 mil viviendas y “desde el Ministerio de Vivienda continuamos con el objetivo de desarrollar la construcción de vivienda de interés social con tecnologías en madera en pos de una visión que económica, social y ambientalmente es sostenible”, dijo la ministra Irene Moreira en noviembre durante el evento Más Madera, organizado por la Sociedad de Productores Forestales (SPF).
EXPERIENCIAS PRÁCTICAS
La construcción en madera, a nivel mundial, se divide en dos géneros: los métodos de entramado ligero y los de madera masiva. Actualmente, en Uruguay, ya existen construcciones de ambos tipos. El primer tipo es conocido como wood frame y consiste en hacer bastidores de madera con tablas de dimensiones chicas donde los marcos son rellenados con capas hasta asegurar el desempeño adecuado. Este, dentro de los disponibles, es el más utilizado en el país.

Bajo este sistema (muy popular en Canadá y Estados Unidos) es que el MVOT lanzó en 2021 un piloto de construcción de viviendas de interés social en Rivera. “El tiempo de producción se redujo en 50%, reduciendo también el valor del m2 en un 43%”, dijo la ministra Moreira durante el evento Más Madera. Por este motivo, ahora se lanzaron dos proyectos más en Artigas y Rivera.
El segundo rubro (madera masiva) comprende productos de madera de ingeniería con integridad estructural mejorada. En Uruguay se utilizan el sistema de madera contralaminada (CLT), el de madera laminada encolada (MLEM) y el de bloques encastrados. El CLT, conocido así por su nombre en inglés (Cross Laminated Timber), utiliza paneles de madera elaborados con capas de madera maciza aserrada unidos entre sí en forma de cruz con pegamento estructural. Con este sistema se construyó, por ejemplo, un hotel en José Ignacio y diversas propiedades privadas.
El MLEM o Glulam (Glued Laminated Timber) se fabrica uniendo segmentos individuales de madera encolados con adhesivos industriales, generando piezas de gran tamaño y formas particulares. Bajo este sistema es que se construyó el museo MACA de los Atchugarry en Maldonado. Finalmente, los bloques de madera encastrados (BME) son similares a ladrillos ranurados, pero de madera, que se unen a través de listones, tarugos de madera, etc.
Hoy por hoy, es posible conseguir los productos uruguayos ya industrializados para construir en wood frame y BME. En el caso del CLT y Glulam, a fines de 2022, el aserradero de la empresa Arboreal, en Tacuarembó, comenzará a producir las primeras tandas de estos productos. “Con los 50.000 m3 anuales de mass timber que vamos a producir se podrían construir entre 150.000 y 200.000 m2 de construcción”, dijo por Arboreal, Isabel Loza Balbuena, durante la actividad de la SPF.
Uruguay cuenta con 160.000 hectáreas de pino plantado (equivalente a unos 59 millones de m3 de madera). Más allá de la exportación, las cifras son suficientes para satisfacer la demanda que se busca generar.
AJUSTES NORMATIVOS
Si bien en la Hoja de Ruta hay diez líneas de acción a encarar en un horizonte de cuatro años, la principal es, sin duda, aquella que genera o actualiza las normativas para la construcción en madera tales como el Decreto Nacional del Fuego, la Ley de Propiedad Horizontal, la durabilidad de las maderas, entre otras.
En el caso de la Ley de Propiedad Horizontal, las intendencias tienen la potestad de determinar las exigencias requeridas para paredes divisorias (en el caso de unidades horizontales) y los entrepisos (en el caso de unidades verticales). Esto significa que es posible tener hasta 19 requerimientos diferentes, dependiendo del departamento donde se vaya a edificar. En la gran mayoría de intendencias se especifica, incluso, que divisorias y entrepisos deben hacerse con hormigón o mampostería.
Después de meses de trabajo conjunto entre el MVOT, el Congreso de Intendentes, la Dirección Nacional de Bomberos, intendencias y OPP, la propuesta para modificar los artículos que impedían la construcción de vivienda colectiva con madera fue aprobada por unanimidad este octubre en el Congreso de Intendentes. “Ahora tiene que ser aprobado por las juntas departamentales y empezar a aplicarse en cada uno de los departamentos independientemente”, dijo la Arq. Carolina Pérez Gomar, directora de la Oficina de Asesoramiento, Planificación y Desarrollo de la Construcción con Madera del MVOT durante su ponencia.
Adicionalmente, también se trabajó con Bomberos en un Decreto Nacional del Fuego que sirve como normativa de respaldo. Esta normativa ya fue aprobada y entrará en vigor a principios de 2023.

DESARROLLAR CAPACIDADES
Otra de las limitaciones que existen actualmente en el país son las “barreras por falta de conocimiento técnico”, dijo Pérez Gomar. “Los profesionales tienen que desarrollar más su conocimiento en el tema, pero también hacen falta códigos y guías”.
Hoy ya se está trabajando al respecto con la formación de un comité técnico que redactará el Instructivo Técnico 08 referido a la seguridad estructural de las edificaciones de madera frente al fuego. “Este dará todas las pautas de qué requisitos deben cumplir las estructuras para poder demostrar el tiempo de resistencia al fuego”, detalló la funcionaria del MVOT. Un borrador de este instructivo ya ha sido presentado y se espera que en los primeros meses del 2023 esté aprobado.
De forma paralela, ya se está trabajando, también, en una guía estructural de entramado ligero en madera para viviendas de uno y dos niveles, que dará soporte a técnicos, arquitectos e ingenieros. El proyecto fue presentado a fines de setiembre en el marco del trabajo de la Comisión Honoraria de la Madera (creada en la Ley de Presupuesto 2020-2024) y cuenta con el apoyo de Fonplata.
Asimismo, a través de un acuerdo de cooperación con la Unión Europea y el BID, se están elaborando tres guías de desempeño enfocadas en temas acústicos, de fuego y de evaluación de viviendas. “Este paquete de guías es fundamental para diseminar el conocimiento, el uso seguro y la tranquilidad y el respaldo para construir en madera”, expresó Pérez Gomar.

Los privados, por su parte, no se quedan atrás: Arboreal, a la par del desarrollo de su nueva línea industrial para mass timber, ya está llevando a cabo capacitaciones enfocadas en el montaje en CLT. Lo mismo BME Uruguay, pero enfocado en los bloques de madera encastrada. En esa línea, durante el evento, el directivo de la Sociedad de Productores Forestales, Pablo Balerio, hizo hincapié en la necesidad de tender puentes entre sectores empresariales. “Las políticas y las acciones tienen que estar destinadas a conectar el sector forestal con la industria de la construcción”, expresó.
ECUACIÓN CLIMÁTICA
La promoción del uso de madera en la construcción también responde a razones medioambientales. El Ing. Agr. Álvaro Pérez del Castillo, director de la empresa Carbosur, especializada en cambio climático, aseguró que en el caso de la madera “el beneficio neto en la concentración de carbono en la atmósfera no está dado solamente por lo que secuestran los árboles, sino que después tenemos el almacenamiento de carbono dentro de la misma madera. Esto vendría a ser la segunda curva verde que se va acumulando con el tiempo”, explicó Pérez del Castillo en su exposición.
Además de la captura, también está todo lo vinculado a la sustitución. Al utilizar madera para construir se reemplazan materiales altamente emisores o contaminantes como lo son el cemento, el hierro, el hormigón, entre otros. “Y, después, tenemos el aspecto de la circularidad que se genera con los productos cuando la vida útil termina, pues pueden ser reciclados”, dijo Pérez del Castillo. “Al final de su vida útil la madera tiene un uso: la energía”. Asimismo, dependiendo del método constructivo en madera, el aislamiento puede ser más eficiente que otros sistemas tradicionales, reduciendo la demanda de energía por climatización a futuro.
Durante su presentación, el ingeniero agrónomo también compartió los resultados del estudio “Comparación de la huella de carbono en la construcción de edificaciones de hormigón armado y madera sólida contra laminada” de la Universidad del Bío-Bío de Chile. Al analizar la huella de carbono de la construcción de un edificio de cuatro pisos utilizando la metodología CLT, el estudio señaló que, en el bosque, con la madera que se utilizará, se absorbían 537 toneladas de CO2.
Durante la etapa de construcción las emisiones son menores en comparación con la metodología tradicional por el menor tiempo de trabajo, el menor uso de materiales (la construcción con madera soporta su misma estructura, por ejemplo). La obra emitió 104 toneladas de CO2. En consecuencia, la construcción “tiene un balance negativo de 434 toneladas de CO2. Eso se refiere a carbono secuestrado; es decir, tiene una huella de carbono negativa, la felicidad de todo inversor”, concluyó Pérez del Castillo.
CONTRA UNA PARED
Aunque en los países nórdicos forestales como Finlandia y Canadá, el 85% de la vivienda es construida en madera, en Uruguay no sucede lo mismo. En el imaginario popular uruguayo, construir con madera puede ser frágil, precario, costoso y arriesgado. “El prejuicio se basa en el imaginario social donde las construcciones en madera son precarias o de mala calidad: la cabañita que cruje, con malas prestaciones de confort. Pero, en realidad, eso es un mal construir con madera. El buen construir con madera logra estándares de calidad excelentes. En los países más desarrollados se está construyendo con madera por decisión. No es una necesidad por abaratar, es una decisión que va con el compromiso medioambiental y también con el de llegar a productos de primer nivel”, le dijo Pérez Gomar a la revista Forestal en su edición 33.
La construcción en madera, a nivel mundial, se divide en dos géneros: los métodos de entramado ligero (como wood frame) y los de madera masiva (CLT, Glulam y BME). Actualmente, en Uruguay, ya existen construcciones de todos estos tipos.
Por este motivo es que otra de las líneas de acción de la Hoja de Ruta es, precisamente, trabajar en iniciativas de comunicación para combatir los prejuicios alrededor de la construcción en madera. Durante el evento de la SPF, Pérez Gomar señaló que “entendemos que es fundamental mostrar con el ejemplo y para eso el ministerio va a lanzar unos concursos para la realización de proyectos en madera para la Hoja de Ruta”.
Se trata de tres proyectos: uno de viviendas de madera en altura gestionado a través de la ANV, otro de vivienda colectiva en extensión a través de Mevir y otro será un edificio asociado a la vivienda gestionado a través del Plan de Mejoramiento de Barrios. “Estos tres proyectos van a ser iconos que darán el primer puntapié para lo que es la construcción de manera masiva en Uruguay”, concluyó Pérez Gomar. La ruta parece estar definida.
Acceda al documento completo de la Hoja de Ruta para la Construcción de Vivienda Social en Madera en Uruguay a continuación: