Artigas, el poder de las obras
julio 10, 2024
Su debut en la política fue en 2015, cuando se candidateó a la intendencia por primera vez y ganó. Hoy, en su segundo mandato, el intendente de Artigas, Pablo Caram, asegura haber ejecutado obras como nunca en la historia del departamento, pero admite que la inversión privada es un debe.
Por Carla Rizzotto
Todos los días, a las 7 am, sale a recorrer las obras que se ejecutan en el departamento. Al mediodía vuelve a su casa, almuerza y luego se va para la intendencia. Le gusta charlar con los vecinos para saber qué necesitan; aunque a veces quisiera tener más privacidad. “El domingo pasado, a las doce de la noche, me estaban tocando la puerta de mi casa. Los fines de semana me tengo que ir para campaña; de lo contrario es imposible descansar”, reconoce quien “no había pisado un comité de base” hasta ser elegido intendente por primera vez.
Exdueño de una distribuidora de artículos de limpieza y alimentación, en setiembre pasado –con 66 años– volvió a dar el “sí, quiero”. Un mes y medio más tarde fue internado en CTI por una úlcera perforada en el duodeno. “Casi me voy para el otro lado, pero con el tratamiento vengo bien de bien”, admite el papá de Federico y Alfonso y abuelo de Julieta. El nacionalista fue blanco de críticas por relativizar el trabajo infantil en las plantaciones de tabaco hace unos meses. Pese a ello, se siente “firme y tranquilo”. Afirma que dijo “una verdad, no mentí”, aunque lo “malinterpretaron”.
–¿Cuál es el “sello Caram”?
–La obra de infraestructura. Hemos hecho lo que nunca en todo el departamento. Más de cien años estuvo la gente pidiendo obras en la rambla Kennedy y nosotros las hicimos: se colocó carpeta asfáltica, alumbrado, saneamiento, cordón cuneta y desagües pluviales, con una inversión de 115 millones de pesos. La avenida Baltasar Brum quedó toda de hormigón, con vereda, alumbrado, y ahora con un pórtico de bienvenida a la ciudad. Además, hicimos las avenidas Wilson Ferreira Aldunate y Bulevar Artigas. En Bella Unión, tres barrios que nunca soñaron con tener capa asfáltica ahora la tienen. En Tomás Gomensoro, donde había como mucho tres cuadras de bitumen, vamos por las cien. Soy enfermo de las obras, es la función de la intendencia a la que le doy más corte.
–¿En qué etapa se encuentra el Museo de la Piedra Preciosa?
–Está pronto, solo queda inaugurarlo. La obra la hizo la misma empresa (Conami) que restauró la Plaza de Toros Real de San Carlos, en Colonia. El interior del edificio, todo a nuevo, se construyó en una esquina de la ciudad declarada patrimonio histórico (en Amaro Ramos y Lecueder). Tiene tres pisos y la inversión fue de 54 millones de pesos, con financiamiento de la intendencia y el Programa de Desarrollo y Gestión Subnacional (PDGS). Somos la ciudad de la amatista, de la mejor del mundo, y tratamos de fomentarlo. La piedra es una buena generadora de trabajo y los turistas vienen a visitar las canteras, los túneles. Se le dio una proyección muy buena.
–Hablando de turismo, existe un proyecto para construir un complejo termal en el departamento. ¿Cómo viene eso?
–Estamos esperando que el Instituto Nacional de Colonización, a quien le compramos el terreno, nos dé autorización para que la empresa adjudicataria de la obra (una firma brasileña experta en pozos petroleros) empiece a hacer la perforación, que anda ría alrededor de los mil metros de profundidad. Vamos a hacer el pozo y después un llamado a licitación para la inversión y explotación. La idea es construir un complejo hotelero, con piscinas y espacios para actividades recreativas. Ya hemos tenido consultas de interesados, pero hasta no tener el pozo no que remos adelantar demasiado. Calculamos que hacer el pozo cuesta 2 millones de dólares, con financiamiento de la intendencia. Felizmente los números andan bien acá.
–¿Los artiguenses cumplen con el pago de impuestos?
–Uno es medio pijotero con el dinero propio, más lo es con el del pueblo.
–¿Y la inversión privada?
–Ese es un debe. Y eso que estamos a 500 kilómetros de Buenos Aires, a 550 de Montevideo, a 600 de Asunción del Paraguay, de Porto Alegre también. Estamos en un punto estratégico y somos el único departamento de Uruguay con triple frontera con Brasil y Argentina, entonces pensé que eso podía ser un plus para mejorar la inversión privada. Pero creo que nuestra agrupación va a seguir gobernando en Artigas y vamos a hincarle el diente a eso.
–¿En qué rubros se necesita financiamiento privado?
–Bella Unión tiene un hotel más, el Has. En Artigas está Violeta Hotel Boutique, que es nuevo también. Pero todavía nos faltan camas para fechas puntuales como el carnaval, que no da abasto; ya la gente está pidiendo reserva para el carnaval del año que viene. Es una fiesta que recibe de 3 mil a 4 mil personas de afuera y nosotros, andando bien, tendremos 150 camas en todo el departamento. Es muy poco. Otro rubro es el frigorífico: tenemos un matadero municipal y estamos esperando la autorización del Ministerio de Ganadería para poder exportar carne ovina a Brasil. Hay inversores brasileños interesados; la idea es tercerizar el servicio a cambio del pago de un canon, pero el matadero siempre en manos de la intendencia, incluso los funcionarios.
–¿Siente que estar lejos de Montevideo puede jugarle en contra?
–Montevideo está lejos de Artigas (se ríe). Trato de viajar seguido a Montevideo porque todo se resuelve allá, está muy centralizada la cosa. Además, ahora la ida bajó entre una hora y media y dos por el buen estado de las rutas. Venir a Artigas era una tortura, pero las obras (sobre la Ruta 3) que terminó de concretar el ministro (de Transporte y Obras Públicas) José Luis Falero les cambiaron la vida a los habitantes.
–¿Le gustaría una tercera gestión?
–No, no, no. Ahora me tiro para la diputación.
–¿Se va a postular finalmente? Tenía entendido que estaba en duda por su enfermedad.
–No, eso lo largó la oposición. Es mucho mejor que el Pablo no compita, porque saben que gana. Fui reelegido a intendente con más del doble de votos que saqué la primera vez. El 78 por ciento del departamento de Artigas me votó.
–¿Durante la internación en CTI llegó a pensar que quizás no podía terminar su mandato?
–No, si me pusieron acá es porque quieren que termine. Renunciar jamás, solo muerto.