Cambiar la matriz
diciembre 23, 2021
Por Carla Rizzotto
En una carrera contra el tiempo, el intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, se propone saldar deudas históricas para el departamento y concretar proyectos que promuevan su transformación.
“En este lugar, si uno no hace lo que prometió, marcha, se tiene que dedicar a otra cosa”, admite el intendente Nicolás Olivera a un año de haber asumido la intendencia de Paysandú. Con 40 años y abogado de profesión, el nacionalista asegura estar “sentado arriba de una bomba, entonces todos los días hay que empujar el carro”.
–¿Cómo vivió este primer año de gestión?
–Intensamente. Suena fea la palabra obsesión, pero tengo un pensamiento insistente con el paso del tiempo. Los tiempos públicos no son los mismos que los privados; desde que uno quiere hacer algo hasta que lo termina pueden pasar años: entre el proyecto ejecutivo, el proceso licitatorio, las formalidades de los organismos de contralor, etcétera, a veces se hace demasiado largo. Por eso quiero ganarle al tiempo.
–¿A qué lo dedicó?
–A tomar decisiones, algunas simpáticas y muchas antipáticas, para adaptar una organización en marcha a los cometidos y formatos de eficiencia que yo pretendía. Hubo que racionalizar recursos humanos y económicos, que generan incomodidad en algunos sectores; y se empezó a pensar en clave de procesos: avanzamos en la certificación de calidad con las normas ISO 9001 en lo vinculado al call center, la atención al público, bromatología y otras áreas. Queremos mejorar la comunicación para que la gente no tenga que deambular por todos lados para pedir una barométrica. A nivel de procesos internos, nos volcamos a un formato de ejecución con mano de obra municipal en todo lo que podamos.
–¿En qué, por ejemplo?
–En vialidad, que era un déficit enorme, venimos a un ritmo de construcción de 1.85 cuadras por día calendario (de lunes a domingo). Históricamente, las intendencias encaraban las obras de pavimentación un año o seis meses antes de las elecciones, y nosotros tratamos de revertir esa lógica. Arrancamos temprano, porque de lo contrario no llegamos. Y tenemos la suerte de ser soberanos en esto porque contamos con dos plantas asfálticas (una nueva), entonces no necesitamos hacer licitaciones para pavimentar cuadras.
–¿Tiene proyectadas obras de gran porte?
–Queremos concretar proyectos que nos permitan tener una mirada a largo plazo. En esta línea, contratamos una empresa de nivel internacional en materia de urbanismo para que realice un master plan de un área de 350 hectáreas de la costa sanducera. Allí se definirán usos y funcionalidades de la tierra, paisajismo, circulación, etcétera. El objetivo es financiar las obras que surjan de ese estudio con recursos del PDGS 3 (Programa de Desarrollo y Gestión Subnacional). Los sanduceros tenemos que volcarnos mucho más al río. Estamos ejecutando otra obra, en otra zona de la costa, que va desde el Obelisco hasta el club Remeros. Con una inversión de 6 millones de dólares, provenientes del PDGS 2, se está haciendo infraestructura de calidad para el disfrute: equipamiento urbano, iluminación, sendas para peatones, vehículos y bicicletas. Además, se están construyendo muros de contención para elevar la cota de inundación.
VIEJO ANHELO
Obras Sanitarias del Estado (OSE) y la Intendencia de Paysandú anunciaron la construcción de una planta de efluentes cloacales, la extensión del saneamiento para Nuevo Paysandú y la reconstrucción de un colector actualmente colapsado. “En el periodo pasado, se anunció nueve veces y no se concretó. Es un viejo anhelo, que no solo tendrá un impacto medioambiental sino también laboral”, asegura el intendente.
–¿Por qué la mayoría de los turistas que llegan a la región litoral no eligen Paysandú sino Salto? ¿Qué se puede hacer para revertirlo?
–Hoy en materia turística se da el fenómeno de la complementariedad, no de la competencia. Porque los turistas vienen tres o cuatro días acá, otros tantos allá, entonces la oferta tiene que complementarse para brindar una variedad de opciones atractivas. El río es una herramienta, también los congresos y eventos de distinta índole. Por eso vamos a aggiornar el estadio 8 de Junio a los tiempos modernos: incorporar tecnología, mejorar su interior y los espacios circundantes. Invertiremos 4 millones de dólares, y destinaremos 2 millones más a los centros termales para mejorar los amenities de las termas de Guabiyú y construir nuevas piscinas en Almirón (ambos proyectos con parte de un fideicomiso de 25 millones de dólares votado en la pasada administración). Paysandú tiene que ponerse a tiro con la infraestructura al servicio del turismo para ser una opción de calidad y complementaria con la de Salto.
–Su eslogan es “Paysandú te quiero de pie”. ¿Cómo se encuentra a un año de su gestión?
–Definimos una hoja de ruta, estamos cumpliendo con lo que prometimos y vamos a resolver problemas estructurales que históricamente fueron anclas para la ciudad. Sin eufemismo ni optimismo. El ser humano es el único ser que, ante la obtención de un logro, siente el anhelo de más. Interpretar cuándo se satisfacen ciertos estándares es parte de la actividad política; porque una vez que se logran, es lógico y legítimo que la gente pida más. Ponerse de pie es un proceso constante, pero si uno lo referencia al punto de arranque, sin duda vamos a estar mejor.
