Hablemos de cambio climático
octubre 26, 2024
La Cámara de la Construcción del Uruguay organizó un taller junto a la Dirección Nacional de Cambio Climático como puntapié inicial de un vínculo institucional público-privado orientado a identificar retos y oportunidades para el sector en materia de mitigación y adaptación a este fenómeno.
Por Carla Rizzotto
Es sabido que uno de los grandes desafíos actuales se centra en identificar, monitorear y mitigar las actividades humanas que contribuyen al cambio climático. Uruguay no es ajeno a este escenario mundial, de ahí que se hayan implementado políticas y planes de acción para hacer frente a este fenómeno y reducir su impacto.
Justamente en esa dirección es que la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU) “viene trabajando en la sostenibilidad desde 2018, en el marco del Plan de Sostenibilidad CCU que generamos y que engloba a las actividades y líneas de trabajo ejecutadas bajo tres pilares: ambiental, social y económico”, explica la responsable del departamento de Estudios Económicos de la gremial, Florencia Seré. La economista detalla que se ha “recorrido un camino bastante importante desde ese entonces, llevando adelante proyectos concretos, en los que se realizaron estudios, diagnósticos, herramientas tangibles y aplicadas a la realidad local del sector de la construcción”.
Aunque la cámara ya ha trabajado en temas de carácter medioambiental ‒como la gestión de residuos, por ejemplo‒, ahora se introduce específica mente en la arista de la mitigación y adaptación al cambio climático. “Debido a la relevancia que está adquiriendo el tema a nivel global, y en particular por la incidencia o las acciones que se pueden generar desde la actividad de la construcción”, explica Seré, la CCU considera que recorrer este camino se hace imprescindible.
PUNTAPIÉ INICIAL
En este contexto, el inicio de un vínculo con la Dirección Nacional de Cambio Climático (Dinacc) del Ministerio de Ambiente se vuelve clave para propiciar un diálogo público-privado y acordar una hoja de ruta que contribuya a que la industria de la construcción pueda prepararse y dar respuestas a este desafío global. Tanto es así que el 14 de agosto pasado se llevó adelante ‒en la sede de la CCU‒ un primer evento conjunto en el que participaron autoridades de la cámara y representantes de 18 empresas asociadas, además de funcionarios de la Dinacc.
En la apertura del taller, Seré celebró el comienzo de esta asociación y aprovechó para brindar ciertos resultados de un estudio diagnóstico realizado en torno a la temática entre las empresas constructoras socias de la cámara. Entre ellos destacó que la mayoría de las firmas cuenta con alguna certificación en materia de gestión ambiental, en especial la norma ISO 14001, y reveló que el 70% implementa iniciativas que exceden los requerimientos básicos de la normativa nacional en términos de sostenibilidad.
Más tarde tomó la palabra, en representación de la Dirección Nacional de Cambio Climático, la economista Lorena Márquez. Además de explicar ciertos conceptos básicos sobre este fenómeno, detalló los compromisos internacionales y nacionales asumidos en el corto y mediano plazo a nivel país, así como las medidas tendientes a favorecer la acción climática del sector privado, con énfasis en el de la construcción.
Para evitar confusiones, se encargó de dejar en claro la diferencia entre los términos mitigación y adaptación al cambio climático. Mientras que el primero significa reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) hacia la atmósfera, el segundo refiere a limitar los impactos e incrementar la resiliencia humana y natural frente al cambio del clima. Llevado a la construcción, los planteos para adaptarse serían los siguientes: “la manera de construir puede ser diferente, los materiales de construcción pueden ser distintos, los lugares para la construcción pue den ser otros”, señaló Márquez.
LA DINACC Y SUS FUNCIONES
La Dirección Nacional de Cambio Climático, del Ministerio de Ambiente, cumple dos funciones esenciales. Por un lado, proponer e implementar acciones tendientes a la prevención y gestión de los riesgos, la mitigación y la adaptación al cambio climático; y por otro, articular el funcionamiento del Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático, coordinando con 11 ministerios, la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, el Congreso de Intendentes y el Sistema Nacional de Emergencias las políticas nacionales de cambio climático.
“También existe un enfoque más holístico, que es la gestión del riesgo, la cual propone identificar líneas de negocio diferentes como, por ejemplo, las construcciones en madera, los barrios verdes. Es decir, ver [la adaptación al cambio climático] como una nueva oportunidad de negocio”, acotó Márquez. La economista agregó que, para Uruguay, se han identificado categorías vulnerables frente a este fenómeno entre las que destacan Ciudades e Infraestructura, Energía, Zonas Costeras, Recursos Hídricos y Turismo. “Dentro de eso la construcción es un sector clave para hacer mejoras a sus procesos a fin de contribuir a la reducción de emisiones de GEI”, señaló.
DESDE EL CAMPO DE JUEGO
Por último, previo al cierre del evento se generó una instancia de debate entre los asistentes donde exteriorizaron las dificultades y los desafíos del sector a la hora de hacer frente al cambio climático. También expusieron determinados instrumentos que ya utilizan algunas empresas de la industria, tanto por iniciativa propia como por exigencia de los organismos financiadores de las obras de infraestructura. Entre ellos se encuentra la herramienta de cálculo de emisiones desarrollada por la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND), que permite determinar la huella de carbono generada en actividades constructivas a partir de la medición de las emisiones de GEI de los proyectos.
“Uruguay asume cada vez más una postura proactiva y comprometida en lo que respecta al cambio climático y su mitigación y adaptación. Y eso se refleja no solo a nivel de ‘compromiso país’ sino, también, a nivel de los organismos contratantes públicos y privados de las empresas constructoras, que tienen cada vez más exigencias en torno a estos aspectos, y a nivel de las instituciones financiadoras (multilaterales, bancos privados, inversores institucionales) de los proyectos de infraestructura. No ser conscientes de la sostenibilidad y del cambio climático puede dejar a empresas fuera del mercado en el mediano y largo plazo”, advirtió Seré.
Frente a este escenario, el vínculo entre la CCU y la Dinacc se convierte en un hito de cara a los retos y oportunidades que el cambio climático impone al sector industrial en general, y al de la construcción en particular. Recién es el comienzo de un arduo y extenso recorrido.