Paula Sosa, construir nuevos paradigmas
mayo 19, 2025
Hace 27 años, Paula Sosa entró por una pasantía de cuatro meses a una de las constructoras más grandes del Uruguay y hoy es gerenta de Proyecto de la empresa. Al mando de tres grandes construcciones en Canelones y Punta del Este, entre ellas el World Trade Center del balneario esteño, siente que todavía tiene mucho para dar en la industria. Pionera en su cargo, brega por la representación femenina en los mandos directivos.
Por Carla Rizzotto
El día que pisó una obra por primera vez se sintió “como pez en el agua”, recuerda Paula Sosa. Cursaba quinto año de la Facultad de Ingeniería en la Universidad de la República y había conseguido una pasantía en Saceem, así que “estaba en Disney”, confiesa. Desde siempre le atrajo la idea de hacer realidad un proyecto constructivo, por eso cuando llegó hace casi tres décadas al intercambiador de Pan de Azúcar sobre la Ruta Interbalnearia supo que su lugar en el mundo era una obra.
Con los temores propios de una estudiante de 24 años, se sumó a un equipo masculino con experiencia en el rubro. Era la época en que una mujer caminaba frente a una obra en construcción y le llovían piropos, entonces se preguntaba: “¿Qué pasará el día que vaya a trabajar a una? La verdad es que nunca nadie me faltó el respeto, me miró raro o me puso distancia, al contrario, siempre me sentí bienvenida”, rememora quien estaba habituada a ser minoría ya que en la carrera las mujeres se contaban con los dedos de las manos.
Quizás por eso no dudó en ir tras un objetivo difícil de concretar en aquel contexto: convertirse en directora de obra, cargo que nunca había sido ocupado por una mujer en Saceem. “La dirección de equipos me motivaba, no necesariamente por la jerarquía que implicaba, sino porque siempre me gustó resolver problemas, tomar decisiones y buscar diferentes alternativas para concretar algo. Pero yo era un caso particular dentro de la empresa”, señala.

Con ese propósito entre ceja y ceja fue creciendo dentro de Saceem: de pasante ascendió a ayudante de gestión, de allí a ingeniera y luego a ingeniera residente. Finalmente, casi una década después de haber ingresado a la compañía, obtuvo el puesto de máxima autoridad dentro de una obra. “Para llegar tenés que mostrar tus capacidades y romper paradigmas, porque no es que no te quieran ahí porque sos mujer, el tema es que no te imaginan ahí porque sos mujer”, reflexiona Sosa.
“Lo que siempre han visto de un director de obra es un hombre con determinadas características, entonces si hay alguien con un perfil así, funciona. Cuando querés cambiar el esquema hay algo que no cuadra, y ahí debés demostrar que, aunque tenés otro perfil, podés cumplir el rol perfectamente”, se explaya la ingeniera. En su caso, incluso llegó más alto de lo que ella misma había soñado ya que en 2020 le ofrecieron el cargo de gerenta de Proyecto.
Si bien ambos roles tienen más de un punto en común, como conseguir que una obra se ejecute en tiempo y forma con una determinada calidad y seguridad ‒entre otros‒, como gerenta se suma la responsabilidad de definir la estrategia de ejecución de ese proyecto. “Hay muchos caminos para llegar a un mismo lugar y resulta imprescindible pensar cuál es el más conveniente para cada proyecto”, explica quien ahora se enfoca en la mirada global para saber cuándo tiene que ayudar a algún equipo a focalizarse en cierto aspecto o resolver un problema puntual.
LOS PROYECTOS
Como directora de obra estuvo al frente de proyectos de gran magnitud, tales como el muelle multipropósito C en el Puerto de Montevideo, el shopping Costa Urbana en Ciudad de la Costa y la PPP Educativa II, que incluyó la construcción de centros educativos, polideportivos y polos tecnológicos en todo el país. “Las obras son muy versátiles, entonces siempre tenés un desafío y eso me motiva; me gusta sentirme desafiada. Es una forma de ir creciendo”, admite.
Actualmente, en su rol de gerenta de Proyecto, lidera tres obras: el World Trade Center de Punta del Este, las Torres del Este (también en ese balneario) y el complejo Bellevue, en Canelones. El WTC es un edificio de 31 pisos sobre la calle Gorlero cubierto por una fachada de curtain wall (muro cortina) que le otorga una vista panorámica sin igual. “Esta obra presentó varios retos, como la excavación en roca o el poco espacio disponible: el edificio ocupa prácticamente todo el terreno, lo que implicó desafíos logísticos, entre ellos transportar los materiales en la modalidad just in time (JIT)”, explica la gerenta.
Como parte de la estrategia de ejecución de la obra, se decidió invertir en encofrados y equipos novedosos para el país. “Además, decidimos ir a más con BIM (Building Information Modeling), que si bien en la empresa ya lo venimos implementado desde hace tiempo, aquí se agregaron aspectos como el modelado no solo de la estructura sino de todas las instalaciones, lo que permitió resolver de forma anticipada muchas interferencias que de otra manera son difíciles de detectar”, precisa.
“Para llegar tenés que mostrar tus capacidades y romper paradigmas, porque no es que no te quieran ahí porque sos mujer, el tema es que no te imaginan ahí porque sos mujer”.
Torres del Este, en tanto, consta de dos edificios que se construyen sobre la avenida Chiverta, en la parada 4. Al igual que en el WTC, en esta obra se innovó con los tipos de encofrados usados para las losas y el núcleo, yendo por opciones diferentes en cada una. “Esto refleja que, en construcción, las soluciones de cada contrato son a medida. Cada proyecto es diferente por definición, por lo tanto, la solución también”.
Por último, el proyecto Bellevue se compone de dos torres a orillas del Lago Calcagno: cada una posee 19 niveles con un basamento compartido en los primeros 5 pisos. “En lo que refiere a encofrados, esta obra es la que utiliza la mayor variedad de tipologías, consecuencia de los requisitos del proyecto”, explica la profesional.
En las tres obras se lleva adelante una planificación detallada que se complementa con herramientas de Lean Project Management, como Last Planner System, que optimiza el desempeño del cronograma de trabajo. “Cumplir el plazo de la obra es una de las claves del éxito del proyecto y esta herramienta te ayuda a eso: ver las dificultades que tenés en el día a día que puedan poner en riesgo el cumplimiento del objetivo”, puntualiza Sosa.

LOS DESAFÍOS
La ingeniera no siente que el camino recorrido le haya sido particularmente difícil. “Tal vez tuve que esforzarme más para lograr ciertas cosas, pero nunca lo viví como algo imposible. Me alegra ver que hoy en día estos temas están más naturalizados y que las nuevas generaciones encuentran un camino más accesible”, expresa. Actualmente existen varias directoras de obra porque al contratar personal técnico ‒como jefes de obra, asistentes y ayudantes‒ resulta irrelevante el género.“Es como si nos detuviéramos en el mes de nacimiento”, añade para dejarlo en claro.
Sin embargo, acceder a un cargo directivo dentro del sector sigue siendo una barrera para las mujeres, advierte quien, además de su experiencia en el rubro, cuenta con un MBA de la Escuela de Negocios de la Universidad de Montevideo (IEEM). De hecho, como integrante de una mesa de trabajo del IEEM llamada Mujeres a Escena, que promueve la inserción de trabajadoras en puestos de dirección, Sosa puede dar fe de que las mujeres crecen jerárquicamente solo hasta cierto punto.
Como directora de obra estuvo al frente de proyectos de gran magnitud, tales como el muelle multipropósito C en el Puerto de Montevideo, el shopping Costa Urbana en Ciudad de la Costa y la PPP Educativa II.
“La realidad es que faltan mujeres en puestos de dirección y eso no es bueno para nadie. Porque las mujeres y los hombres somos diferentes, entonces al trabajar juntos cada uno aporta lo que el otro no tiene. Esa complementariedad es muy valiosa y hoy las empresas se la están perdiendo”, asegura, para luego agregar que desde la mesa de mujeres brindan capacitaciones con el fin de estimular la representación femenina en cargos directivos.
Hace 27 años lo único que anhelaba Sosa era que la pasantía no se convirtiera “en una visita larga”, es decir, que solo la llevaran a ver una obra y nada más. Hoy, con toda la distancia recorrida a su favor, ella insiste con seguir desafiándose y construyendo nuevos paradigmas.