Apostar al crecimiento
noviembre 10, 2020
Por Ing. Diego O’Neill, presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay
Los caminos de la inversión para reactivar la economía frente a la realidad nacional y la crisis sanitaria global.
Hay dos cosas que limitan la capacidad actual del Estado para la inversión pública: el déficit fiscal y la crisis sanitaria. El déficit fiscal viene creciendo en forma sostenida desde hace varios años; el volumen y la tendencia ponen en riesgo el grado inversor con el que cuenta el país, y es de buen administrador afrontar el problema y tomar las medidas necesarias para racionalizar el gasto público.
La crisis sanitaria viene a agravar la situación, por todos los gastos en los que ha debido incurrir el Estado: en salud pública, en asistencia a los más vulnerables, en subsidios especiales para los trabajadores que no se han mantenido en actividad, en apoyo a las empresas en dificultades y demás instrumentos aplicados. El gobierno ha encapsulado todos estos gastos en el Fondo Coronavirus, de manera de poder identificar con claridad cuánto del futuro déficit fiscal es producto de la crisis sanitaria global. Es de suponer que las calificadoras de riesgo mirarán esta parte del gasto de manera especial, por tratarse de una situación extraordinaria que atraviesa a todos los países por igual. Pero más allá del gasto originado por la crisis sanitaria, esta viene teniendo un fuerte impacto sobre la economía y el empleo, aunque no afecta a todos los sectores por igual, lo que provocará una caída significativa del PIB en el año en curso.
En este escenario, el gobierno viene tomando medidas para estimular la inversión privada, que para el sector de la construcción han estado direccionadas a la vivienda, tanto por las modificaciones al reglamento de Vivienda Promovida como a las inversiones inmobiliarias de gran dimensión eco – nómica. Con carácter general, la regla de igualar el precio de los combustibles a la paridad de importación, la reciente modificación para los proyectos de inversión a ser promovidos por la Comap, entre otras, apuntan a mejorar la competitividad, algo imprescindible para recuperar niveles de inversión que el país necesita. Todas estas medidas son por demás compartibles.
Hay un aspecto fundamental para el desarrollo económico, la mejora de la productividad y la competitividad, la generación de empleo y el bienestar social, que es la inversión en infraestructura
Pero hay un aspecto fundamental para el desarrollo económico, la mejora de la productividad y la competitividad, la generación de empleo y el bienestar social, que es la inversión en infraestructura. Y cuando hablamos de infraestructura lo hacemos en sentido amplio, refiriéndonos tanto a infraestructura económica (carreteras, ferrocarriles, puertos, energía, comunicaciones, etc.) como a la infraestructura social (vivienda, educación, salud, servicios). Muchos países han anunciado importantes planes de inversión en infraestructura como forma también de reactivar la economía y el empleo en respuesta a la crisis sanitaria global. Se podrá decir que esos países tienen otra “espalda”, que no tienen las restricciones fiscales que nosotros tenemos, lo que es verdad, pero sirve para mostrar la idoneidad del camino propuesto.
Planteándolo en forma sencilla, hay que invertir en infraestructura, pero no hay plata; visto desde otro ángulo, plata habría (se consigue a muy bajo interés) pero hay que bajar el déficit. Entonces ¿qué hacemos? Esta es la pregunta a la que como país debemos encontrarle las respuestas. Porque tenemos que apostar al crecimiento, tenemos que apostar al desarrollo, tenemos que elevar la mirada, tenemos que construir el futuro, y para todo esto, tenemos que invertir en infraestructura. Habrá que encontrar formas alternativas de financiamiento que permitan lograr estos objetivos, sin descartar a priori ningún instrumento, porque si algo no podemos hacer es conformarnos: no alcanza con contener el gasto, hay que apostar al crecimiento.
Desde la CCU hemos manifestado a las máximas autoridades nuestra disposición para colaborar en la búsqueda de soluciones y de los instrumentos más adecuados para cada caso, que no necesaria – mente son siempre los mismos. Queremos aportar toda la experiencia acumulada por las empresas para no repetir errores, para acortar camino, para agilizar la instrumentación de los proyectos. El tiempo histórico que nos toca vivir nos exige trabajar juntos para superar las dificultades y salir fortalecidos. Ya estamos trabajando con algún organismo y esperamos seguir ampliando esta contribución. Porque si de algo estamos convencidos es de que la infraestructura impacta en la vida de la gente, en el corto, mediano y largo plazo.