Protagonistas

Gonzalo Moratorio y Pilar Moreno lideraron el equipo que desarrolló el kit de detección de coronavirus en Uruguay. (Fotografía: Pablo La Rosa)

La dupla científica uruguaya detrás de la lucha contra la pandemia

septiembre 17, 2020

Por Tania de Tomas

El edificio de la ciencia uruguaya se ha construido a lo largo de décadas, con bajo perfil y casi silenciosamente. Gonzalo Moratorio y Pilar Moreno lideraron un equipo que, adelantado en el tiempo, logró desarrollar un kit que fue y es clave en el manejo uruguayo de la pandemia. El hito y el impacto directo en la sociedad que implica su trabajo los vuelve protagonistas.

13 de marzo. Estaba previsto que el gobierno se reuniera con el Sistema Nacional de Emergencias y anunciara un paquete de medidas para hacer frente a posibles casos de coronavirus en Uruguay. Por la tarde, el gobierno confirma los primeros cuatro casos de Covid-19 y decreta la emergencia sanitaria. “Nosotros estábamos en Facultad de Ciencias haciendo ensayos. Ese mismo día comprobamos que los test en los que habíamos estado trabajando funcionaban”, relata Pilar Moreno, doctora en Ciencias Biológicas, profesora adjunta del laboratorio de virología molecular de la Facultad de Ciencias e investigadora del Instituto Pasteur. “En el laboratorio pudimos desarrollar un sistema –basado en metodología previamente descrita en, por ejemplo, la universidad de Hong Kong– que nos permitió detectar el virus con alta sensibilidad y especificidad”, dice Gonzalo Moratorio, doctor en virología, profesor adjunto de la Facultad de Ciencias y director del laboratorio de evolución experimental de virus del Instituto Pasteur.

MINI BIO – Pilar Moreno
“En mi familia eran todos abogados. No sabía mucho qué era lo que iba a hacer. Terminé estudiando ciencias porque tuve una profesora de biología que me impactó mucho”. Moreno hizo su licenciatura en Bioquímica entre 1992 y 1999. En 2002 culminó su Maestría en Ciencias Biológicas en la Universidad de la República y en 2010 su doctorado en Ciencias Biológicas. Vive con su marido y sus tres hijos en Montevideo.

Les pregunto por el momento eureka. Gonzalo lo explica en esta analogía futbolística. “Teníamos una chance, y lo logramos. Ese momento, materializado en la foto que después se hizo viral, fue como ganar un campeonato. Habíamos clasificado, pero había que jugar las eliminatorias. Hoy, si miramos la región, estamos primeros tranquilos. Lo más fácil en el fútbol y en todo es llegar a la punta, lo difícil es mantenerse a lo largo de todo el campeonato. Ahora hay que sostener esta situación de privilegio que tenemos en cuanto al estado sanitario de nuestra población”.

Ambos aseguran que la clave estuvo en la rapidez con la que actuaron. “Al principio, cuando todavía no era pandemia, se pensaba que no iba a ser tan preocupante. Pero de todas formas decidimos empezar a trabajar. Nosotros teníamos un know how muy fuerte en virología molecular y nos pusimos a desarrollar el test”, dice Moratorio.

En la noche del 13 de marzo, avenida Italia está desierta. Pilar y Gonzalo están solos, cada uno en su auto. La avenida que hacía unas semanas estaba repleta de vehículos y bocinazos ahora está casi vacía y en silencio. Ellos dos, un semáforo en rojo y la certeza de que el test había funcionado. “Llegaban noticias de España e Italia. Y mientras manejaba, pensaba: estoy afuera y la gente en casa, de lo que yo haga va a depender todo esto”, recuerda Gonzalo.

LO QUE VINO DESPUÉS

“Fue como que nos metimos en una montaña rusa”, dice Pilar. “Uno no sabía qué podía pasar. Al principio tuve miedo por mi familia, pero después sentí que era un momento único. Tengo tres hijos, y desde hace 16 años que mi prioridad es mi familia. Siento que es la primera vez que cambié de foco enteramente, mi realización vino por lo que hacíamos en el laboratorio. Fue un cambio en mi estilo de vida. Estuve los 7 días, 12 horas…”. Gonzalo interrumpe: “Fue mucho más que eso. Te ibas a las 11, 12 de la noche, todos los fines de semana estabas acá”. “Sí, es verdad”, acepta Pilar. “Esto pasó a ser lo que más me importaba, tenía que salir a como diera lugar”.

Miro a Gonzalo para que cuente su versión: “Lo viví de una forma muy linda. Siempre puse primero la carrera y después el resto, tanto cuando estudié afuera como acá, y es algo que puede salir caro. Tengo 37 años y, por ejemplo, no tengo hijos. Mi vida era el laboratorio, y en gran parte lo sigue siendo”.

La foto momentos después de que el equipo comprobara que el test que habían desarrollado funcionaba. (Fotografía: Gentileza Moreno y Moratorio)

Desde que obtuvieron el test comenzaron a trabajar de lunes a lunes hasta que el 30 de abril lograron el kit que permitió la validación ante el Ministerio de Salud Pública que autorizaba su uso en cualquier laboratorio. “Habíamos visto que en los países en que hubo una contención, el testeo había sido grande, y para eso necesitábamos laboratorios”, cuenta Pilar. En paralelo al kit empezó la transferencia de tecnología a los laboratorios de la Administración de Servicios del Estado (ASSE). Así, el test generado se compartió en Montevideo con los hospitales de Clínicas, Maciel y Pasteur y el Instituto Nacional del Cáncer; y en Salto con el Centro Universitario Regional Norte. Se cedió equipamiento, se armaron equipos de trabajo y, en palabras de Pilar, se generó “una sinergia impresionante. Estudiantes que dejaron sus tesis de lado, personas que se ofrecieron como voluntarios. Ver gente joven con ganas de trabajar, ver equipos funcionando, es lo que me hace sentir más orgullosa de todo lo que hemos hecho. Siento que en un momento crítico la gente dejó de lado cosas personales para un fin común. Y eso me enorgullece. No sé qué va a pasar, pero lo que sí sé es que lo que pasó sacó lo mejor de todos nosotros”.

MINI BIO – Gonzalo Moratorio
“Desde que soy chico me gusta investigar. En las Tortugas Ninja yo era Donatello, el científico”. Moratorio dirige un cuadro en la Liga Universitaria de fútbol, donde antes fue jugador. Se licenció en Ciencias Biológicas por la Universidad de la República. Entre 2006 y 2008 cursó su máster en Biología Celular y Molecular, luego realizó su doctorado en Ciencias Biológicas, con énfasis en Biología Celular y Molecular en el Instituto Pasteur de Montevideo y la Universidad de California, en San Francisco. En 2012 se fue al Institut Pasteur de París a realizar su posdoctorado en Virología Molecular y con eso completó 17 años de formación. Actualmente está en pareja y vive en Montevideo.

Al día de hoy, hay laboratorios en Montevideo, Salto, Tacuarembó y Rocha y un centro de testeo en Rivera que permiten que casi el 40% de los test realizados sean mediante la técnica de PCR en tiempo real.

LOS CIMIENTOS

Pilar y Gonzalo se conocen desde hace 15 años; son una dupla fuerte, complementaria. La primera vez que se vieron fue en un laboratorio. “Me acuerdo de que era muy meticulosa. Tenía una caja de zapatos donde ponía sus pipetas y sus cosas. Para que nadie las tocara, había rotulado la caja ‘HTLV’, un tipo de virus”, desliza Gonzalo mientras ríe y se acomoda en el banco con la intención de continuar. “Yo empezaba el grado y Pili el posgrado, le tenía mucho respeto y aprendí de ella. Siempre divertida, suelta de espíritu, muy bohemia, justa, buena compañera, altruista. Festejar y alegrarse por el éxito del compañero es uno de nuestros lemas, porque al final somos un cuadro”, dice Gonzalo mientras con la mirada le da paso a Pilar. “Gonza, una persona superenergética, siempre está tratando de ayudar, tira para adelante y se compromete con el equipo. Somos muy diferentes en muchas cosas, pero nos respetamos en lo que piensa el otro. Hemos logrado tener un equipo que trabaja en pos del éxito grupal, no del individual”, asegura Pilar, y tal vez sea en esta sinergia que resida parte de la clave de la creación de este test.

Moratorio subraya que, más allá del equipo, “hubo actores fundamentales, como el director del Instituto Pasteur Montevideo, Carlos Batthyány, que dio su apoyo junto al director académico Otto Pritsch, la decana de la Facultad de Ciencias, Mónica Marín, y Cecilia Fernández, pro rectora de investigación. También el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim. Además, la Universidad puso alrededor de 35 mil dólares para que se escalaran y desarrollaran las primeras observaciones”. Luego había que convencer a los jerarcas políticos. “Nosotros teníamos la técnica y podíamos convencer a nuestros pares científicos, pero persuadir a los tomadores de decisión fue un trabajo de quienes dirigen las instituciones. Y lo lograron, por suerte”.

¿Y AHORA QUÉ?

“Cuesta mucho imaginar cómo va a ser esto después del SARS-CoV-2, porque la energía estuvo puesta acá. Seguimos trabajando en mejorar la técnica. Por ejemplo, hay una línea de investigación que se basa en probar con la saliva porque puede ser una buena muestra y es más simple. Aunque poco a poco estamos volviendo a la normalidad”, dice Pilar, quien reconoce que profesionalmente algo cambió después de la creación del test. “Hay líneas en las que estaba trabajando antes que ahora no sé si quiero seguir, estoy pensando en qué es lo que realmente quiero hacer”, confiesa. Gonzalo imagina que se viene la vacuna a corto plazo y advierte que el problema va a ser la manufacturación, “porque no hay plantas para poder producir ocho millones de dosis de un día para el otro. También me gustaría poder hacer proyectos que traje de Francia y dejé de lado. Suelen moverme curiosidades que no son lineales, y ahora que esto está un poco más estable y se crearon equipos autónomos, quiero volver a trabajar en otras cosas, a generar conocimiento que no sé si servirá el día de mañana para crear nuevas herramientas como pasó esta vez”.

“Apostar hoy por un sistema científico es apostar por crecimiento, desarrollo, innovación; es apostar por donde la cosa se juega cada vez más”.

Gonzalo Moratorio

Moreno asegura que “la ciencia demostró que podía estar a la altura de resolver un problema concreto del país. Siempre se la vio como algo lejano y la COVID-19 le dio la oportunidad de tener visibilidad. La gente vio que lo que hacíamos podría impactar en su salud. Ni nosotros esperábamos algo así; quizá nunca más tengamos la oportunidad de volcar nuestros conocimientos en la sociedad de una forma tan instantánea y directa”. Ambos esperan que estos logros repercutan en el presupuesto destinado a la ciencia. Moratorio afirma: “Apostar hoy por un sistema científico es apostar por crecimiento, desarrollo, innovación; es apostar por donde la cosa se juega cada vez más. Evitar recortes y poder consolidar una propuesta firmada donde la ciencia sea considerada con una prioridad alta para llegar a ese 1% del PBI que tanto necesitamos”.

“Quizá nunca más tengamos la oportunidad de volcar nuestros conocimientos en la sociedad de una forma tan instantánea y directa”.

Pilar Moreno
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