La Central Hortícola del Norte y otras obras de infraestructura en Salto
julio 16, 2021
Por Carla Rizzotto
Con cinco años de experiencia en el cargo, el intendente Andrés Lima se propone grandes desafíos para su segunda gestión en el departamento de Salto: una central hortícola, un puerto de barcazas y un megaproyecto que incluye barrios privados, hoteles y un campus deportivo, entre otras obras.
La primera vuelta “te permite darte cuenta en qué te equivocaste y cuáles fueron los puntos flojos de la gestión para no repetirlos en la segunda oportunidad”, sostiene el reelecto intendente salteño, Andrés Lima. “Los primeros cinco años fueron para ordenar la situación financiera y para trabajar en el ABC: reparación de calles en la ciudad y caminería en el interior, recolección de residuos y alumbrado público. Si bien en este periodo no hay que descuidar estas tareas, nos trazamos otros desafíos que pasan por mejorar la calidad de vida de quienes vivimos aquí a través de propuestas de desarrollo que traigan empleo”, asegura el jefe comunal frenteamplista, que apuesta por un mayor protagonismo del interior.
–¿La pandemia lo obligó a cambiar los planes? ¿Cuántos recursos de la intendencia se destinan al control de la situación sanitaria?
–En promedio, unos tres millones de pesos mensuales. Si los multiplicás por los meses que llevamos de pandemia, son unos 45 millones de pesos solo en asistencia directa. Después hay que sumar las exoneraciones de contribución inmobiliaria, de tasas comerciales y de alquileres, sobre todo en termas del Arapey y Daymán. También contar lo que dejamos de recaudar en los centros termales por cierre de algunos espacios o reducción de la capacidad. Es decir, se continúa trabajando en los ejes de desarrollo definidos, pero te exige un despliegue mayor para cumplir con el ABC, para construir la Central Hortícola del Norte, para el proyecto del puerto de barcazas.

–¿En qué etapa de construcción se encuentra la Central Hortícola del Norte?
–La obra empezó en agosto del año pasado, está construida en un 40% y la idea es que quede pronta en el primer trimestre de 2022. La inversión es de seis millones de dólares: el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca aporta un millón y medio; la OPP, un millón; la Intendencia de Salto, dos millones, y resta el aporte de los productores locales. En principio se trabajará en una modalidad muy similar a la de la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), por supuesto que adaptada a las dimensiones de la producción regional. Allí funcionarán unos 50 puestos de 200 m² cada uno. Se trabajará en coordinación con la UAM, pero para el productor de Salto sería una solución no destinar toda la producción al mercado interno y tener la posibilidad de vender una parte a la ciudad argentina de Concordia. Estamos trabajando en eso; exportar es el gran sueño del sector hortícola.
–¿El proyecto del puerto de barcazas va de la mano de la central hortícola?
–Sí. Y también de una característica del río Uruguay: la profundidad del canal a la altura de Salto. Desde que se construyó la represa de Salto Grande, los distintos gobiernos departamentales han solicitado el dragado del río. Si nosotros repetíamos el mismo planteo íbamos a seguir esperando, entonces lo cambiamos: pensamos qué embarcaciones pueden llegar en función de las características del río. De Paysandú a Salto, el canal tiene un calado de 9 pies o 2,70 metros; lo único que pueden llegar son barcazas. La idea es construir el puerto próximo a la desembocadura del río Daymán en el río Uruguay con un muelle de 150 metros, nada faraónico sino con dimensiones acordes a la región. Nos va a permitir recuperar el desarrollo portuario que teníamos antes de la represa. Ya se hizo el estudio de cateo y el de batimetría, este año se hará el de impacto ambiental y el económico, para conocer qué tipo de producción y qué volúmenes se moverían. Salto es productor de ganado ovino, de arándanos, de cítricos, de cáñamo medicinal, por lo tanto, hay actividad productiva a canalizarse a través del puerto.
MÁS INVERSIÓN
Se volcarán 150 millones de pesos en obras viales a ejecutarse a lo largo de 19 km en los accesos a las termas del Arapey. Además, 300 millones de pesos irán para la carpeta asfáltica en 5 km de la avenida Apolón, que atraviesa la ciudad de este a oeste. En el proyecto Costanera Norte sobre la costanera del río Uruguay y que incluye una propuesta deportiva y gastronómica, entre otras obras, se invertirán dos millones de dólares.
CON INVERSIÓN PRIVADA
–¿En qué quedó el anunciado megaproyecto que incluye barrios privados, zona franca y universidades?
–El Milagro le va a cambiar la cara a Salto. Incluye cinco ejes a desarrollarse en 550 hectáreas en la zona del bypass de Ruta 3 y avenida Concordia: barrios residenciales, una zona franca, un clúster de hoteles alrededor de un pozo termal, una ciudad deportiva y un polo educativo. La inversión, privada, será de unos 600 millones de dólares. El próximo paso es que la Junta Departamental apruebe la recategorización del suelo (de rural a urbano y suburbano de la vieja chacra El Milagro) para poder desarrollar el proyecto. Al mismo tiempo estamos trabajando en las contrapartidas que esto tendría para la ciudad: cuando hay un fraccionamiento de tierras, la ley dice que el 10% pasa a manos de la Intendencia, lo cual es bienvenido, sobre todo cuando se trabaja en planes vinculados a la construcción de viviendas.
Además, un porcentaje de la inversión se volcará en obras para el departamento: podría ser el saneamiento de las termas de Daymán o el realojo de familias que viven en asentamientos; hay que definirlo. La construcción de barrios privados es una discusión ideológica que se da en algunos ámbitos, pero a nosotros lo que nos interesa es que trae inversión, trabajo y desarrollo. Nadie quiere que se transforme en una especulación inmobiliaria; si en la ejecución de la obra vemos algo que está por fuera de lo que se aprobó, la intendencia tiene todas las herramientas para frenarla.