Un nuevo intercambiador para el sistema vial uruguayo
agosto 19, 2025
A 25 años de la primera concesión vial con capitales 100% uruguayos, comienza una obra clave para la movilidad metropolitana: un intercambiador de tránsito en la intersección de las rutas 5 y 102. La inversión será cercana a los 30 millones de dólares y se proyecta reducir significativamente los siniestros viales y las demoras en el ingreso y salida de Montevideo.
Por Manuella Sampaio
El cruce entre la Ruta 5 y el anillo perimetral, al norte de Monte video, es una de las intersecciones más congestionadas del sistema vial uruguayo, con hasta 40.000 vehículos atravesándola diariamente. Es allí donde, este setiembre, comenzará a construirse un moderno intercambiador de tránsito a desnivel que modificará la circulación entre Montevideo y la zona metropolitana norte.
La obra estará ubicada a la altura del kilómetro 17 de la Ruta 5, justo donde esta se cruza con la Ruta 102 (anillo perimetral).
El proyecto forma parte de la concesión vial que la empresa Hernández y González mantiene sobre el tramo Montevideo hasta el Peaje de Mendoza, y se en marca en un plan estratégico que busca eliminar los cruces a nivel entre la capital y Las Piedras. Estos cruces, en general, se han convertido en los principales focos de accidentes de tránsito. Además, en el caso específico de esta intersección se genera un “cuello de botella”, ya que hoy el tránsito no solo es denso, sino también diverso, explica el director de Hernández y González, Ing. Daniel Cerrillo.
“Los semáforos generan colas y choques por alcance –aquellos que ocurren cuando un vehículo golpea la parte trasera de otro– casi todos los días. El volumen de 40.000 vehículos por día es permanente, no es en temporada. Esto es parejo de lunes a viernes, es continuo y, además, mezcla desde camiones que traen madera hasta motos con la gente que viene a trabajar de Las Piedras a Montevideo”, describe el ingeniero.

“Toda esa mezcla de tránsito que hay hace que la ruta no tenga las condiciones de seguridad que a nosotros nos gustaría que tuviera, y ese es uno de los motivos principales para construir ese intercambiador”, contextualiza Cerrillo en diálogo con Construcción.
UN PUENTE DE 200 METROS
La intervención, que demandará cerca de 30 meses de ejecución, contempla la construcción de un puente elevado de 200 metros con seis carriles –tres por sentido– sobre la Ruta 5. A su vez, por debajo se ubicará una gran rotonda de hormigón que permitirá la circulación y redistribución del tránsito proveniente del anillo perimetral.
El proyecto fue modelado mediante softwares especializados que simulan flujos vehiculares. El diseño incorpora ramas de acceso auxiliares que facilitarán maniobras específicas sin necesidad de ingresar a la rotonda, como el tránsito proveniente de Montevideo con destino al anillo perimetral, o viceversa. Esto, sumado a la eliminación del semáforo, permitirá una circulación más fluida y segura.
Según el director de Hernández y González, eliminar los cruces a nivel y los tiempos muertos en las señales de control de tráfico tendrá un impacto inmediato: menor cantidad de accidentes, ahorro de combustible y menos emisiones contaminantes.
“El que venga por el anillo e ingrese a la rotonda para agarrar el norte o para Montevideo ya no va a tener que esperar en un semáforo como lo hacía hasta ahora. Porque hoy lo que uno ve son las colas en el anillo perimetral esperando que cambie el semáforo para ingresar a Montevideo. Con eso prevemos una disminución de los accidentes a cero. Estos serán los beneficios principales de este intercambiador”, anota Cerrillo.
Menor tiempo de espera, reducción de los accidentes, ahorro de combustible y menos emisiones contaminantes son algunos de los beneficios previstos con la construcción del intercambiador.
DESAFÍOS TÉCNICOS Y LOGÍSTICOS
La empresa Saceem fue subcontratada para ejecutar tanto el puente como los extensos muros de con tención que reemplazarán a los clásicos terraplenes en el proceso de desarrollo de la obra. La magnitud de esta construcción implicará la contratación de más de 300 trabajadores en los picos de actividad.
Antes de que comiencen las tareas estructurales, con inicio previsto para septiembre, deberá completarse el corrimiento de una larga lista de servicios públicos: fibra óptica, líneas eléctricas de media y alta tensión, telefonía móvil y redes de agua potable. En particular, una de las mayores dificultades técnicas fue resolver la convivencia con la sexta línea de bombeo de agua de OSE, que alimenta a Montevideo y no puede ser removida. Para evitar interferencias, cuenta Cerrillo, se rediseñaron las vigas del puente.

De todas formas, el ingeniero advierte que “el corrimiento de los servicios no depende solo de nosotros y eso puede demorar los tiempos previstos”.
Además, será necesario desviar el trazado de la Ruta 5 por más de 500 metros en ambos sentidos, mientras duren los trabajos principales. “Vamos a tratar de que los desvíos sean lo más amigables posible. Pero estamos hablando de una obra que afectará el tránsito durante más de dos años”, señala.
NODO LOGÍSTICO CLAVE
El cruce de la Ruta 5 con la 102 no solo absorbe tránsito metropolitano. También es la puerta de entrada a Montevideo de gran parte de la producción del centro y este del país, que utiliza el anillo perimetral como vía de acceso al puerto de la ciudad. El transporte de madera, materiales de construcción, frutas y hortalizas, entre otros, confluye en este punto.
Según datos de la empresa concesionaria, mientras en el peaje de Mendoza (km 68 de la Ruta 5) circulan unos 6.000 vehículos diarios, en el tramo sur –entre Montevideo y el anillo perimetral– ese número supera los 35.000. Sin embargo, esta parte del trayecto no aporta ingresos directos al sistema de concesión, ya que el único peaje se ubica al final del tramo. Esto ha obligado a complementar el financiamiento de las obras con aportes del Estado.
“Tenemos seis veces más tránsito donde no hay peaje que donde sí. Pero esa zona, además, es la más crítica en términos de seguridad y capacidad. Es ahí donde necesitamos intervenir”, enfatiza Cerrillo.
UNA MIRADA AL FUTURO
En Uruguay, Hernández y González fue la primera empresa nacional en obtener una concesión vial cuando, en el año 2000, se le adjudicó la Ruta 5 entre Montevideo y Mendoza. Entre lo trabajado estos 25 años se duplicó la vía hasta Progreso y se construyeron intercambiadores en Las Piedras, en el acceso a la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM) y en el cruce con el Ferrocarril Central.
Actualmente, el objetivo sigue siendo eliminar todos los cruces a nivel entre Montevideo y Las Piedras. Para eso, los próximos esfuerzos se centrarán, cuenta el director, en camino La Redención, camino Fouquet y el acceso a La Paz. Todas estas son intersecciones con alta siniestralidad y frecuentes embotellamientos. “No se puede hacer todo de una vez, pero queremos avanzar. La Ruta 5 tiene que ser segura de punta a punta”, sostiene.
“El volumen de 40.000 vehículos por día es permanente, no es en temporada (…) Además, mezcla desde camiones que traen madera hasta motos con la gente que viene a trabajar de Las Piedras a Montevideo”. Ing. Daniel Cerrillo, Hernández y González
Las obras, además de mejorar la circulación y reducir accidentes, generan empleo y desarrollan capacidades técnicas en el país. También dejan sentadas las bases para un futuro no tan lejano: un tramo de triple vía por sentido en la zona metropolitana, pensado para un flujo creciente y sostenido.
“La trama urbana ha crecido brutalmente desde el año 2000. Lo vemos desde el aire: Montevideo, La Paz, Las Piedras… todo se acerca cada vez más a la ruta. Hoy hay tránsito local, suburbano y de carga pesada compartiendo el mismo espacio. Tenemos que anticiparnos”, concluye Cerrillo.



