Construir soluciones
mayo 3, 2021
Canastas de alimentos, productos de higiene y vales para los trabajadores del sector desocupados, un Fondo de Contingencia que se creó por la pandemia pero tiene un alcance posterior y una donación de 70 millones de pesos al Fondo Solidario Covid-19, son algunas de las acciones que la industria de la construcción concretó desde que se inició la emergencia sanitaria.
Por Carla Rizzotto
La industria de la construcción mantiene un histórico compromiso con su gente, que se materializa en el Fondo Social de la Construcción, entre otros esfuerzos. Se financia con el aporte del 0,58% del sueldo mensual de los trabajadores y el 1,26% de los empresarios, calculado sobre el salario de cada empleado a su cargo. Lo recaudado se traduce en un extenso listado de beneficios para el trabajador y su familia: desde facilitar créditos a fin de mejorar o construir su vivienda y ofrecer capacitaciones profesionales en busca de perfeccionar la actividad, hasta otorgar subsidios en clubes, centros vacacionales, consultas odontológicas, atención psicológica y cursos de idiomas y computación.
Al irrumpir la pandemia el año pasado en Uruguay, la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU) propuso redoblar la contribución económica con el objetivo de cubrir las necesidades que pudieran surgir en el contexto de emergencia. De esta manera se resolvió duplicar el aporte al Fondo Social de la Construcción durante cuatro meses, por lo que desde mayo a agosto de 2020 los trabajadores destinaron el 1,26% de su sueldo y los empresarios, el 2,54%.
Se recaudaron 120 millones de pesos con los aportes especiales al Fondo Social de la Construcción por la pandemia. De estos, 70 millones se donaron al Fondo Solidario Covid-19.
De los 120 millones de pesos recaudados, 50 millones se destinaron a atender las situaciones más complejas registradas puertas adentro de la industria y 70 millones se donaron al Fondo Solidario Covid-19, creado por el gobierno el 16 de abril del año pasado mediante la Ley 19.874.
EMPEZAR POR CASA
“En un primer momento creamos un subsidio económico, al cual llamamos Fondo Solidario, para trabajadores del sector que, con certificación médica por coronavirus o por presentar comorbilidades que lo obligaran a estar en cuarentena, no acumularan los jornales necesarios para acceder al subsidio por enfermedad que otorga el Banco de Previsión Social (BPS)”, sostiene el presidente de la Cámara de la Construcción del Uruguay, Ing. Diego O’Neill, antes de detallar que “no hubo muchos trabajadores que se encontraran en esa situación”.
De ahí que se decidiera concebir otra forma de contribución, de mayor alcance, denominada Fondo de Contingencia. “Nació a propósito de la pandemia, pero tiene como objetivo atender a quienes se encuentran en una condición alimentaria crítica y también a aquellos que sufran daños en su vivienda a raíz de una catástrofe climática, por ejemplo”, explica O’Neill. Este fondo quedó formalizado en el convenio colectivo firmado el 27 de julio pasado y se mantendrá hasta abril de 2023.
“El Fondo de Contingencia nació a propósito de la pandemia, pero tiene como objetivo atender a quienes se encuentran en una condición alimentaria crítica y también a aquellos que sufran daños en su vivienda a raíz de una catástrofe climática, por ejemplo”.
Ing. Diego O’Neill, CCU
Con ese dinero se entregaron el año pasado 12.000 canastas de alimentos a trabajadores de la industria de todo el país que estaban sin trabajo y sin el amparo de un seguro de desempleo. La distribución se realizó en dos instancias: unas 6.000 se repartieron durante abril y otro tanto en noviembre. Cada canasta pesaba 40 kilos y contenía distintos alimentos y productos de primera necesidad como arroz, fideos, aceite, harina, sal, yerba, azúcar, salsa de tomate y más. Pero esto no fue todo, ya que en abril la ayuda se complementó con un extra de artículos de limpieza y en noviembre con un vale de 1.000 pesos para la compra de carne.
Dependiendo de la realidad laboral al momento de la entrega, hubo quienes pudieron acceder a una de las dos canastas; mientras que otros, a ambas. “En abril quizás algunos estaban sin empleo y en noviembre ya no, o viceversa. O tal vez en las dos oportunidades se encontraban sin trabajo”, precisa el presidente de la CCU. Lo cierto es que, en cada oportunidad, las personas tuvieron que registrarse en las oficinas del Fondo Social de la Construcción o enviar un mail con el certificado del BPS que las habilitara como beneficiarias.
Echando mano a la estructura y la red logística que posee el Fondo Social de la Construcción en los 19 departamentos, las canastas finalmente arribaron a los distintos rincones de Uruguay.
MIRAR HACIA FUERA
Frente a una emergencia de esta dimensión, el compromiso debe trascender el perímetro de la propia casa. Por eso se donó la suma de 70 millones de pesos para colaborar con el llamado Fondo Coronavirus. “Como sector entendimos que, ante una situación de emergencia nacional, debíamos hacer una contribución al resto de la sociedad. El gobierno había creado el Fondo Covid-19 y nos pareció el mejor vehículo para canalizar nuestro aporte, ya que a través de su extensa red de atención podía definir el destino del dinero para quienes más lo necesitaran”, expresa O’Neill.
Es cierto que la pandemia afectó a la población entera, pero lo hizo con una intensidad dispar en los distintos sectores de la economía. El de la construcción pudo regresar a la actividad un mes después de declararse la emergencia sanitaria y, a partir de allí, se desempeñó de forma ininterrumpida: “Obviamente la pandemia nos afectó porque algunas inversiones se vieron postergadas o demoradas, y porque hay ciertos cuidados comprendidos en el protocolo de prevención de contagios que tienen un impacto en la actividad diaria. Pero fue una afección menor. Podría decir que trabajamos casi con normalidad hasta hoy”, admite O’Neill.
Si bien la donación se efectivizó vía transferencia bancaria, se aprovechó la visita del presidente Luis Lacalle Pou y gran parte de su gabinete al acto realizado el 19 de octubre pasado por el Día de la Construcción para hacer una entrega simbólica de la contribución. Ubaldo Camejo, de la Liga de la Construcción; Ignacio González, de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay; Gustavo Robayna, de la Coordinadora de la Industria de la Construcción del Este, y Diego O’Neill, de la Cámara de la Construcción del Uruguay, encabezaron la entrega en nombre del sector.
Mientras tanto, la industria continúa atenta a la evolución de la pandemia y no descarta futuras iniciativas en caso de complejizarse la situación. “Veremos cómo se suceden los hechos; por lo pronto, hay potencia en los fondos para dar respuestas”, finaliza el presidente de la CCU.
