Fondos Sociales, convicción por el futuro
abril 26, 2023
Este 2023, el Fondo Social de la Construcción cumple 30 años. Con una historia que se sostiene en la labor colectiva entre empresarios y trabajadores, repasamos su andar y el porqué, junto a los otros fondos sociales del sector, es considerado un pilar fundamental del quehacer en la industria.
Por María José Fermi
Mucha agua ha pasado bajo el puente desde que en 1993 se creara el Fondo Social de la Construcción. Como parte de la negociación entre la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU) y el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca) por una durísima huelga de 83 días, además del acuerdo salarial, nació esta institución. En sus inicios tuvo un tímido comienzo. Hoy, sin embargo, el Fondo Social ‒junto a las otras tres entidades que conforman en su conjunto los Fondos Sociales de la Construcción‒ son parte imprescindible de la industria.
“Cuando empezamos con esto, los míos mucho no lo entendieron”, recuerda Ignacio Otegui, que en ese momento era el presidente de la CCU y hoy preside el Fondo Social de Vivienda de Obreros de la Construcción (Fosvoc). “Traje el tema a la Asamblea y aprobamos el acuerdo, pero no se profundizó demasiado. Algo parecido pasó con los trabajadores; la prioridad era empezar a trabajar. De todas formas, ahí quedó escrito y acordado”.
El episodio se recuerda de manera parecida desde el Sunca. Así lo comentó el secretario general del sindicato, Daniel Diverio, en entrevista con Construcción a mediados del año pasado. “Además del acuerdo salarial, era necesario dar una señal de que la mesa de negociación tenía una mirada a mediano y largo plazo. La lectura en aquel entonces era que el fondo se había creado simplemente para poder levantar la mesa de negociación. Pero el compromiso de las dos organizaciones de trabajar para que fuera una realidad se vio después en la cancha. Con avances, retrocesos y diferencias, pero se concretó”.

Se arrancó, entonces, de a poco. Los primeros años la adhesión de las empresas ‒siempre de manera voluntaria‒ rondaba el 21 o 22%. Hoy, treinta años después, el 92% de las compañías de la industria aporta. “Es un número altísimo”, dice Otegui. Y el responsable del Departamento Legal, de Gestión Humana, Seguridad y Salud en el Trabajo de la CCU, Dr. Ignacio Castiglioni ‒que además integra la directiva del Fondo Social de la Construcción (FSC)‒ concuerda: “Los fondos sociales ahora son parte de la industria, no creo que haya gente, ni empresas ni trabajadores, que no lo consideren, salvo quienes transitan muy al margen de la formalidad; que de eso algo siempre hay”.
Aunque comenzaron como un acuerdo entre la Cámara de la Construcción del Uruguay y el Sunca, hoy también forman parte el resto de gremiales empresariales de la industria: Liga de la Construcción, Asociación de Promotores Privados de la Construcción del Uruguay y la Coordinadora de la Industria de la Construcción del Este.
TRABAJO Y MÁS TRABAJO
Antes de la creación del FSC en 1993 ya existía un primer fondo: el Fosvoc, que nació en 1967 junto con la Ley de Vivienda. Luego, en 1997, se crearía el Fondo de Capacitación de la Construcción (Focap), y, por último, en 2008, el Fondo de Cesantía y Retiro (Focer). El trabajo a lo largo de estas décadas ha sido enorme. Este año, apenas hace unas semanas, se entregaron 29.500 mochilas para escolares y liceales. Históricamente, se trata del segundo año en cantidad de canastas educativas entregadas (solo superado por las de 2013 durante el pico de la industria).
Si se habla de capacitación, por otra parte, hasta antes de la pandemia cerca de 11.000 trabajadores habían sido preparados por el Focap. La actividad se retomó en el último semestre del año pasado y, poco a poco, se espera volver a los números de antes. Además, se ha trabajado extensamente en formación en salud y seguridad ocupacional junto con el Ministerio de Trabajo y se ha invertido en simuladores y maquinaria para capacitar en nuevas tecnologías.
Otra línea de trabajo de gran relevancia es la relacionada a la primera infancia. En 2019 se inauguró Construyendo Juntos, el primer centro Siempre (espacios de educación y cuidados con sindicatos y empresas) de la industria. Con capacidad para 60 niños y situado en Piedras Blancas, este sería solo el comienzo. En 2021 seguiría Casa Nazaret, otro centro Siempre en Flor de Maroñas, esta vez para 100 niños. Ahora, y como se detalla más adelante, se trabaja en dos nuevos centros a inaugurar antes de fin de año.
RAZÓN DE SER
Todos los recursos puestos a disposición por los fondos sociales, sin duda, son de un incalculable valor para el sector. No solo porque “significan un motor para la industria y encarnan una institución d construcción colectiva, sino, además, porque son, en muchos aspectos, la válvula de escape al engranaje del sector”, explica Castiglioni. Y es que, en una actividad donde las relaciones laborales responden a un trabajo colectivo incesante, “los fondos son instituciones que colaboran firmemente en el andar de la industria, hacen que el engranaje de todo el sector siga funcionando”.
Como ejemplo, el abogado menciona lo sucedido durante la pandemia, cuando la construcción en su conjunto decidió parar durante dos semanas, para luego retomar la actividad sin pausas. “¿Por qué no paramos tras la licencia? Porque los fondos colaboraron con la asistencia. El Fosvoc se encargó de complementar la licencia vacacional y el aguinaldo para los trabajadores, se entregaron canastas, etc. El significado de los fondos no es solo lo que se da al trabajador, sino el impacto que tienen en el sector. La industria sigue funcionando en muchas cosas gracias a lo que se construyó, gracias a los fondos sociales”.
Este 2023 se entregaron 29.500 canastas educativas para escolares y liceales. Se trata del segundo año con mayor cantidad de entregas, solo superado por el 2013 durante el pico de la construcción.
VISIÓN A FUTURO
Entre las iniciativas nuevas que se vienen desarrollando están dos jardines de infantes para 90 niños cada uno: uno en Las Piedras y otro en Colonia Nicolich. El primero será gestionado por la cooperativa Coopintare (seleccionada por el Sunca y que, además, ya dirige Construyendo Juntos). Por su parte, el jardín de infantes de Colonia Nicolich será gestionado por Fe y Alegría, que está a cargo de Casa Nazaret. Se estima que ambos proyectos empiecen a funcionar a fines de este año.
Por otro lado, también se está trabajando en dos convenios enfocados en la rehabilitación para problemas de adicción de hijos de trabajadores, uno con la fundación Dianova Uruguay y otro con el Proyecto Renacer. Asimismo, se están evaluando iniciativas referidas al carné de salud, el trabajo en altura y otros aspectos de salud ocupacional.
En definitiva, a lo largo de treinta años de historia, los acuerdos entre el Sunca y las gremiales empresariales, con la CCU a la cabeza, han “transitado momentos complejos como el de la huelga y la pandemia, momentos de muchísima actividad como el año 2013 y, también, etapas donde estuvimos más abajo [como la crisis de 2002], y los fondos siempre sobrevivieron”, dice Otegui. “Hoy están ordenados, todos tienen recursos suficientes como para manejarse y directivas serias que tratan de llevar las cosas en orden”. El desafío, entonces ‒añade Castiglioni‒, es “seguir adelante acompañando la transformación de los procesos. No importa la coyuntura política; continuar con la transformación social y con el desarrollo educativo”.
